domingo, junio 06, 2010

Los mejores años de nuestra vida


En lo que fue de septiembre de 2007 a junio de 2008, murió mi abuela, tuve que abandonar la casa en la que me había criado, a un familiar muy cercano le diagnosticaron un cáncer, mi madre fue asaltada en plena calle, le robaron el bolso y se rompió el acetábulo, con lo que tuvo que estar dos meses en silla de ruedas. Una amiga -o algo más que eso- se intentó suicidar, yo dejé mi trabajo y mi novia y ni siquiera me puse a cobrar el paro. Vivía sin un duro, a lo detective salvaje, mandando y recibiendo transferencias de Valencia y Nueva York.

Publiqué un libro, sí, pero sobre aquello habría mucho que hablar.

Sin embargo, creo que fueron los mejores meses de mi vida. No sabría cómo explicar todo esto, supongo que la propia conciencia de que aquello era madurar y de que todas las desgracias no podrían conmigo. Bailábamos todo el rato. Íbamos a conciertos de cantautores. Hacíamos entrevistas y nos enamorábamos. Escribía mucho y viajaba a Barcelona. Todo lo que quedaba a los márgenes de los tanatorios y los cementerios. Estética.

Nos inventamos un equipo y lo llamamos Boston Celtics. Estábamos todos: Danny Ainge, Doc Rivers, Rajon Rondo, Ray Allen, Paul Pierce, Kevin Garnett, incluso Kendrick Perkins. Hicimos un All Star y celebramos un título de liga. Lo nuestro era impresionante. Nos sabíamos el playlist del Top of the Pops y del Honky, incluso del Independance o el Espiral Pop. No siempre éramos felices pero siempre lo parecíamos.

Luego, de repente, yo aprobé las oposiciones, la gente dejó de morirse y de enfermar, me mudé a un piso de lo más coqueto en Malasaña y justo cuando todo debería haber ido a mejor, se limitó a estancarse. Supongo que nos pasó como al Barcelona de Guardiola, que después del triplete, cualquier cosa sabe a poco. Nuestro lema, creo haberlo dicho aquí mil veces, pero no me importa decirlo una vez más, era "Sleeping is giving in". No nos metían en la cama ni a tiros.

Cuando todo acababa, comprábamos burritos en el 24 horas de Alonso Martínez o nos metíamos en el Babelia.

I´m only happy when it rains.

I´m only happy when it´s complicated.

El lema de arriba venía de una canción que podíamos llegar a escuchar tres veces por noche en tres sitios distintos. Una canción que todos nos sabíamos de memoria, claro. Se llamaba "Lies". Bueno, se llamaba "Rebellion" y entre paréntesis se añadía lo de "Lies". Quizá todo esto sea eso, una mentira. Quizá nunca fuimos tan buenos ni tan guapos y desde luego es muy probable que ahora no seamos ni malos ni feos sino simplemente acumulemos médicos propios y los médicos propios siempre son más fastidiosos que los ajenos.

He conocido a una chica con una vitalidad envidiable. Le perdono cualquier cosa a una chica de 21 años salvo que no tenga una vitalidad envidiable.

La canción era esta, a todo trapo, declaración de intenciones. Disco: "Funeral". Programa: "El show de David Letterman". Con ustedes, The Arcade Fire.