No sé si me gustaban más las composiciones de Pablo Benegas o la aterciopelada voz de Amaia Montero. El caso es que cada uno va a seguir su camino por solitario, lo cual deja en pie la aterradora posibilidad de tener que soportarlos a los dos, pero también abre la esperanza de que los dos desaparezcan de la escena musical.
Tal y como están concebidos, al menos. Otra cosa es que decidan hacer algo nuevo y nos sorprendan...
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