Y que conste que la asociación de nombres es totalmente casual. Ayer, en medio del concierto de Javier Krahe en Galileo -vimos de telonero a un chico catalán bastante interesante, llamado Dani Flaco-, me di cuenta de que Christina toca este viernes en Clamores. Me pareció un sitio tan pequeño para una artista tan grande que me fui corriendo, dejando a Dani y a Pablo Ager en el camino para comprar una entrada cuanto antes.
No sólo lo conseguí sino que incluso me reservaron mesa. Apenas estábamos unos siete u ocho apuntados.
Supongo que es una especie de "concierto sorpresa" que no han querido anunciar hasta el último momento y, por supuesto, sería mucho más tranquilo para los que estamos en el ajo no decir nada y disfrutar a Christina en la intimidad. Pero les tengo demasiado cariño a mis lectores como para andar ocultándoles cosas: vayan a la calle Alburquerque y compren su entrada. Antes o después será demasiado tarde.
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 2 horas