Si Barcelona es una amante con un punto de arrogancia, Madrid es una esposa vengativa: el avión llega veinte minutos tarde y mi maleta no sale. Todo el mundo se ha ido y sólo un bulto cubierto de celofán da vueltas por la cinta. El chico y el bulto equivocados, cada uno necesitado de algo diferente.
Me acerco al mostrador de Iberia y justo en ese momento, Madrid me devuelve la maleta como diciendo: "Toma, anda, todo el puto rato llorando...". Qué castiza. Una cola enorme para el taxi, una visita fugaz a casa para dejar las cosas y de vuelta a la calle, ya casi a las doce, para encaminarme a Mc Ginty´s Goat, al lado del metro de Colombia, y ver a la Chica Portada hacer coros.
Por supuesto, Madrid sigue enfadada y me envía un taxista improbable: el coche lleno de humo, él lleno de tatuajes, el camino más largo posible, problemas con las vueltas. Bajo unas escaleras y me planto al lado del escenario. La Chica Portada toca el teclado y me sonríe, cómplice. Sin gafas no veo nada, sólo distingo a María Castro y la Mala Krystina con una amiga y me lanzo hacia donde están ellas, sin caer en la cuenta de si hay alguien más conocido.
Aunque el caso es que no hay nadie más conocido, sólo el padre de la Chica Portada que me pregunta qué tal en Barcelona. He llegado media hora tarde, pero queda media hora de concierto. El lugar es muy frío, la gente está a otra historia, un ambiente de clase media-alta que no quiere saber nada de pop-rock experimental. El sonido no es malo, excepto las voces, que no se entienden, y tenemos que mirarnos todos con cara de "¿Qué está diciendo?" y cuando oímos "guapa" entendemos que se refieren a la Chica Portada y aplaudimos.
El viernes que viene, día 7 de diciembre, tocan en Ritmo y Compás, festival Emergenza. Lo que a mí me parece ese festival es un invento buenísimo para forrarse con chavales jóvenes. Eso no quiere decir que piense que no hay que intentarlo, pero mi experiencia en los últimos años de amiguetes tocando ahí me dice que al final gana el que peor toca pero más amigos borrachos tiene.
En cualquier caso, habrá que estar, apoyando a los chicos, viéndoles crecer y confiando en que Madrid esté un poco más amable y dispuesta y permita que lleguemos a tiempo.
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 2 horas