No puedo evitar pensar qué opina Almodóvar de los últimos cinco minutos de "Promesas del Este", porque ahí estaba él, haciendo gestos a la salida del cine, acompañado de su hermano y un par de amigos, y me pregunto si lo que estaba diciendo él era lo mismo que le decía yo a Fer.
Y es que David Cronenberg flirtea con la obra maestra durante toda la película y se deja llevar en un final impropio, torpe y tópico.
Pero se lo perdonamos, claro que se lo perdonamos, porque esos cinco minutos no estropean los ciento y pico anteriores. Es una película con mayúsculas, protagonizada por un Viggo Mortensen descomunal, con escenas para recordar, un guión fantástico, lleno de giros inesperados y completamente acertados y una trama que saca a la luz lo interesante que puede ser la mafia rusa cuando no se la trata desde el tópico.
Mucho más que la italiana, y es que lo del ruso es un tema, ya se sabe.
En definitiva, una de esas películas que le sorprende a uno. Se ven pocas así. Generalmente, cuando llega una escena uno ya tiene más o menos pensado lo que va a ver o incluso lo que le gustaría ver. Cuando el director y el guionista consiguen sorprenderle para bien, la satisfacción es enorme.
Si no fuera por ese final, que me deja tantas dudas... Altamente recomendable, en cualquier caso.