Fin de semana de muchas cajas y poca literatura. 30 años de vida resumidos en unas cuatro o cinco cajas de cartón. Eso soy yo. Es una época de cambios tan salvaje que he decidido quedarme a merced de la corriente y remolonear. Cualquier paso en cualquier dirección podría ser un paso perdido.
Vuelvo al baloncesto, eso sí. Ayer, cinco puntos en diez minutos. Si uno vuelve a las bases, el baloncesto es divertido. Quiero decir, si no lo complica con tácticas, responsabilidades, estadísticas... Si todo se reduce a chocar manos en el banquillo y tirar cuando estás solo, esa mezcla de egoísmo juvenil y compañerismo post-adolescente, está muy bien y es muy necesario.
La vida se complica por sí misma.
Y, por lo que dicen, la presentación de Madrid no será el 16 de noviembre, como se viene anunciando desde hace un par de meses, será el 22. Sólo que tampoco puedo decirlo seguro porque la seguridad, la claridad y la certeza han desaparecido milagrosamente y lo único que queda es un hueco congestionado, algo así como una habitación vacía pero llena de cajas.
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 1 hora