Se lamentaba Duran i Lleida en una televisión estatal de que "el PSC y CiU no hayan llegado a un acuerdo para dejar fuera a los extremos". Con "extremos", suponemos que se refiere a ERC, socio de gobierno del PSC y por el otro lado al PP y Ciutadans, críticos del nacionalismo.
Los partidos nacionalistas tienen esa facilidad: son capaces de equiparar los extremos sin ninguna importancia. Tanto los que les pasan por la izquierda como por la derecha son igual de radicales y merecen el mismo trato. Los que matan y amenazan y los que mueren y viven con escolta. Todo el que disienta del dogma.
Por supuesto, esto es falso. Tanto PNV como CiU siempre tendrán más simpatía por Batasuna y ERC que por el PP. Si ya le pasa al PSOE...
Lo curioso del caso es que, mientras los extremos quedan ahí a su libre albedrío, como los niños que juegan en el patio sin nadie que les vigile más que para darles de vez en cuando una pequeña riña, uno se encuentre con noticias como que dos militantes de ERC se dedicaban a mandar amenazas de muerte al líder de Ciutadans. Una bala real en una cabeza dibujada.
Eso sí, luego pidieron perdón por email. Estos chicos...
¿Tendremos que entender que se trata sólo de un símbolo también o podemos empezar a tomarnos en serio a la gente?
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 1 hora