El sábado 5 de agosto se celebrará en San Martín de la Vega del Alberche el Festimol 2006. Todo lo que puedo decir del Festimol es bueno, empezando por su propio título. Es la cuarta edición y, por lo que parece, también me la perderé. De cuatro, sólo he podido ir a una, pero mereció la pena, desde luego.
El Festimol toma su nombre de un molino junto al río Alberche, propiedad de uno de mis tíos, quien lo cede anualmente para el uso y disfrute de músicos, diseñadores, aspirantes a cineastas, etc. Es, de entre lo que yo conozco, la iniciativa más original y valiente que puede hacer un grupo de veinteañeros con pocos medios.
Si el mundo fuera mejor, todos nos atreveríamos a hacer Festimoles por todas partes y en todos los meses y no hablaríamos de los demás sino que los demás hablarían de nosotros. La contradicción en todo este asunto es obvia: mi incapacidad para asistir si eso implica viajes y complicaciones y avispas y pozas y todo tipo de excusas absurdas para enmascarar lo que parece un ataque claro de sociofobia.
En otras palabras, cada uno sirve para lo que sirve y en mi caso, parece, lo que se me da bien es arengar. Participar, eso ya es otra historia...
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 7 horas