martes, marzo 22, 2011

Medina 2012. David Pinillos


Volvemos andando del Pichi, David Pinillos, Emiliano Allende y yo, recordando aquella noche mágica de 2008, los tres metidos en un coche con Xenia Tostado y Marián Álvarez, escuchando cintas de los setenta, versiones imposibles de canciones de Brassens. Éramos tan felices, éramos tan felices. Pini lleva solo una chaqueta y está muerto de sueño y de frío. En la mano, su roel de honor, el premio que el festival le ha otorgado como "Director del Siglo XXI".

Pienso que ser Director del Siglo XXI en 2011 es algo redundante y ser Director del Siglo XXII sería una extravagancia. Como mucho, se me ocurriría plantear un premio a Director del Siglo XX pero con toda la mala hostia del mundo, para los realizadores más rancios. Obviamente, no lo planteo, soy un tipo educado.

Este paseo al coche y al hotel es el final. El principio podría situarse en muchos momentos pero vamos a elegir la terraza del Restaurante Gloria, dos y media de la tarde, mucho sol en la nuca pero una sensación agradable. David está con Andrea Trepat, un apellido literario donde los haya aunque ella no lo sepa, y María, tomando algo, y la conversación deriva sorprendentemente en una comida llena de psicoanálisis infantil, conceptos pagafantiles, relaciones hombre-mujer... el tipo de cosas de las que no sueles hablar con gente que no conoces de nada. Cuatro niños prodigio contándose sus traumas y los de sus generaciones y la camarera cambiando las mesas de sitio todo el rato.

Ellas se van, tienen el tren a las cinco menos veinte e intentan apurar todo lo que pueden. A David y a mí nos da una envidia enorme su entusiasmo, su actitud de esponja. Nosotros éramos esponjas cuando nos conocimos, en 2007, estreno de "Dolly". Si no hubiéramos sido esponjas, de hecho, no nos hubiéramos conocido nunca. Habríamos cumplido con un par de sonrisas a los conocidos y nos hubiéramos ido al hotel en seguida. Poco más o menos lo que hacemos ahora. La crisis de los 30. A mí me encanta su edad, 36 años. Creo que tener 36 años es maravilloso porque eres un tío maduro pero joven. Me explico: con 33 me siento un joven viejo, con 36 podría sentirme un viejo joven. La barrera de los 35. Lo más probable es que sea la misma persona pero sonará mejor.

"A ver cómo suenas sin palabras", retó Kika a alguien en diciembre de 2007 y ese alguien no era yo.

Jornada del certamen internacional. Irregular. No quiero centrarme en lo malo, insisto, lo malo queda para los cuchicheos de barra de bar. Nos vamos con lo bueno: Luis Zahera en "De balas y gatillos", los prodigiosos "The Gloaming" y "Pixels" y algunas cosas de "Shark bite".

Lo que más me impresionó del día fue "La Huída", de Víctor Carrey, nuevo producto de esa fábrica de churros del talento que es la ESCAC de Barcelona: mezcla de anuncio prolongado y vídeo-clip recortado pero tremendamente eficaz. Me sorprende la intuicíón del cine catalán, aun con sus tintes pretenciosos en ocasiones: saber colocar la cámara, elegir el plano justo, el ritmo necesario, la innovación, el riesgo. Aparte, me quedo con algunas cosas de "Hidden soldier", en especial Víctor Clavijo, ese actor tremendamente infravalorado.

Pero no voy a contar milongas, la mayor parte de la actividad del día se celebra fuera del Auditorio porque, bueno, pasan los cortos internacionales, a David le dan su premio, su entrañable familia se emociona y no nos quedamos a ver "Bon Appetit" otra vez ni nos atrevemos con el pase nocturno de "La llave de Sarah". Comemos hamburguesas en la Comic y tomamos una copa -solo una, moderación ante todo- en el Pichi. Libia y la Unión Europea. Twitter y sus efectos perversos. Películas corales. Discusiones de madrugada con sueño.

La sensación de que en el fondo, cinco ediciones después, nadie sabe muy bien quién soy, pero ya tienen que saber que me entero de casi todo, y que aun así se me puede coger en plena sonrisa y estrujar los mofletes. Soy esa clase de chico. En la comida con María y Andrea reconocí ser un pagafantas. Luego advertí que en realidad iba más de pagafantas de lo que realmente era. Quién sabe. Lobo con piel de cordero o cordero con piel de lobo. Discusiones de 2005. El asunto es que nadie me pueda descifrar nunca. Figure me out. Me siento cómodo en los abismos. A veces. Otras veces necesito algo de seguridad, una cama bien hecha y una conexión a Internet.

David me pide que no deje de intentarlo, que no lo deje nunca, que no se sabe. David pasea Goyas y Roeles y yo malvivo en MSN. Creo que me quiere igual. Cuando sale a recibir el premio aplaudo un rato, luego lo dejo. No me gustan los aplausos largos. Me limito a pensar: "No necesito aplaudirte mucho para quererte mucho". Lo importante, y eso también quedó claro en la comida, no es que tus amigos salgan mucho en la tele y sean muy famosos o muy listos o muy guapos o muy brillantes. Lo importante es que tus amigos te quieran.

Eso es lo importante. En serio.

Foto: F. Jiménez. El Norte de Castilla