viernes, octubre 19, 2007

Nacho Vegas y Christina Rosenvinge en la Sala Heineken



Que Nacho Vegas y Christina Rosenvinge son dos excelentes músicos es algo que nadie pone en duda. Menos aún yo, que conozco a los dos, que tengo sus discos, que he fusilado partes de sus canciones en mi libro y que además he tenido la suerte de recibir su cariño en muchas ocasiones.

Otra cosa es que lo que pasó ayer en la Sala Heineken tuviera algún sentido y hasta qué punto es culpa suya, que lo desconozco. El caso es que la organización pintó como un festival lo que no dejaba de ser una actuación con dos teloneros. Siempre ha sido así, pero ahora resulta que esas cosas hacen que los conciertos cuesten 26 euros.

Con todo mi respeto hacia los teloneros, ¿alguien iba a ver algo que no fuera a NV y CR juntos y revueltos?

Hache, Javi y yo no, desde luego, y por eso nos plantamos a medio concierto de The Weeding Present, que se oía razonablemente bien en la distancia. El problema vino después: no creo que haya excusa para que un concierto programado para las 23,30 empiece a las 00,45. Menos aún un jueves, que la gente tiene que trabajar al día siguiente. Estuvieron fácil tres cuartos de hora ajustando los instrumentos todo para que no se oyera nada.

Por lo que recuerdo, la acústica de la Sala Heineken no es tan mala. Al menos cuando fuimos a ver a Marlango y a Sidonie se les oía bien. Sin embargo, a Nacho y a Christina no se les entendía nada, el sonido estaba totalmente saturado, rebotaba por todos lados... Un desastre total, con el cansancio de la espera encima, además. No puedo enjuiciar las nuevas canciones porque no se oían. Sí estuvo bien el final con "Verano fatal", una canción formidable y potente.

La versión de "El hombre que casi conoció a Michi Panero", dudosa. Si algo está bien, no lo toques, y desde luego esa canción está muy, muy bien.

Tuvimos que irnos al fondo de la sala para escuchar un poco mejor, pero antes de la hora de concierto, dijeron que se tenían que ir y se tuvieron que ir. Sin más. Supongo que el retraso hacía imposible un bis, pero, joder, que habíamos pagado 26 euros, a lo mejor a los organizadores (Rockdelux) les parecía normal, pero a mí me resulta exagerado para lo que ofrecieron: un concierto tardío, saturado y corto.

No creo que ninguno de los dos disfrutara anoche sobre el escenario. No lo parecía desde fuera, al menos. Una auténtica pena, a estas alturas...