martes, agosto 20, 2013

Las claves del nuevo Barcelona... y sus peligros


Todos estaremos de acuerdo en que la primera parte del Barcelona ante el Levante fue impecable. Coincidiremos también en que recuperó lo que el equipo había perdido y que le había hecho ser dos veces campeón de Europa en tres años: la presión en todo el campo, una presión que empieza por el propio Messi, que sigue por Alexis y Pedro y que, sobre todo, y esto es muy importante, culmina con la anticipación de los centrales. Fíjense cuántas veces se adelantaron Piqué y sobre todo Mascherano para cortar la jugada rival después de despeje.

Por supuesto, todo esto tiene el valor de 45 minutos ante un rival menor, pero nos gusta, claro que nos gusta, aunque puedan surgir dudas. La elemental es si esa presión, a ese nivel, aguantará nueve meses, 60 partidos y una plantilla cortísima. La otra, inevitable también pero que entra dentro del riesgo y la asumo sin problemas, es qué pasa con una presión tan adelantada cuando el rival no sea el Levante. Bien, eso lo averiguaremos pronto porque el Barcelona juega seguido contra Atlético de Madrid (dos veces), Málaga y Valencia, estos dos últimos fuera de casa. No son el Bayern de Munich ni el Chelsea, pero pondrán en jaque seguro el proyecto de Martino.

Vamos a intentar analizar, parte por parte. Empecemos por la defensa: efectivamente, en lugar de fichar a un central, que a mí me sigue pareciendo necesario, la opción elegida ha sido que los delanteros vuelvan a defender como hace tres años. Ambas decisiones no son incompatibles. Con la presión en todo el campo, el rival normalmente se ve obligado a despejar el balón como puede. Esto no es algo nuevo. Ante presiones más tímidas en los dos últimos años y un equipo extrañamente descosido en lo físico y lo táctico, esos balonazos a menudo se convertían en un uno contra uno o un dos contra dos frente a centrales lejos de su mejor momento de forma.

¿Cómo evitarlo? Juntando al equipo. Los delanteros no solo presionaron con más agresividad sino que Busquets y los centrales adelantaron su posición para poder interceptar el balón antes de que el delantero rival pudiera crear peligro. No siempre saldrá bien pero no me parece mala solución siempre que la presión sea suficientemente exigente como para que ese balón no salga jugado y que la anticipación tenga sentido, lo que requiere de una concentración a prueba de bombas. Aparte, es obvio que los laterales no podrán subir a la vez, puesto que si uno de los centrales se va a encargar de ir al corte, es necesario que el otro central esté acompañado de un lateral que corrija, sea Alves o Adriano o Alba o Montoya o quien quieran. Lo contrario es un suicidio en grandes partidos y Martino lo sabe.

Otro aspecto a tener en cuenta es el físico. Vuelvo a insistir en lo de siempre: cuando digo "físico" no me refiero a que haya que contar con jugadores de dos metros sino a algo muy sencillo: en la temporada se juegan 60 partidos más los de selecciones y los jugadores se cansan. Para aguantar todo el año a ese ritmo hace falta una preparación espectacular, una resistencia y una fortaleza inauditas. Con Guardiola, el Barcelona la tuvo tres años. La perdió los dos últimos y se notó mucho: ni presionaba del todo ni se juntaba del todo, el cansancio hacía que los centrales se echaran hacia atrás, el equipo se rompía, los laterales no bajaban... en fin, todos ustedes lo han visto: un equipo muy competitivo pero no brillante.

Si de verdad el Barcelona se va a quedar con esta plantilla tan corta me parece complicado que se pueda aguantar todo el año a este nivel, más teniendo en cuenta que la exigencia de esfuerzos tan continuados derivará inevitablemente en lesiones, de mayor o menor duración. El tiempo dirá.

En ataque, me gustó muchísimo la posición de Cesc y su implicación en el juego. Para mí, fue el mejor jugador del partido o al menos el que marcó la diferencia. El problema con Cesc es que desde los 18 años ha sido protagonista en su equipo y él lo echa de menos. ¿Puede jugar de falso nueve? Sí, puede, pero se aburre, desconecta del juego, no maneja bien los recursos, intenta cosas que no tienen mucho sentido, necesita hacer unos esfuerzos físicos para los que no vale... Cesc necesita tener contacto con el balón, sentir que es pieza clave, convertirse en el vértice de las triangulaciones y jugar de cara a portería, viendo todo el campo por delante. Necesita poder abrir a izquierda o a derecha, jugar un pase corto, otro en profundidad, llegar en segunda línea...

Todo eso ya lo sabíamos en 2011, cuando llegó, y la solución de Guardiola de usarlo como delantero solo hay que entenderlo como una manera de ganar tiempo. Puede que sirviera pese a que el rendimiento del jugador fue comprensiblemente inferior al esperado. ¿Se ha arreglado eso ya? No. En el equipo siguen estando Xavi, Iniesta y Busquets y el juego de Cesc se parece mucho más al de Iniesta que al de Xavi, con lo que Martino tiene ahí un problema: o vuelve a Fábregas como delantero, y que sea lo que dios quiera, o sacrifica a Iniesta más de lo que hicieron sus antecesores o coloca a Iniesta en el puesto de Xavi y Cesc en el de Iniesta. La convivencia de los tres es posible, pero aún está por demostrarse si es deseable, más teniendo en cuenta que Messi tiende a bajar a jugar de centrocampista cuando puede, provocando un embudo en el medio del campo que ralentiza el juego a los niveles del año pasado.

Lo cual nos lleva a Messi, que, sí, tiene que bajar, recibir y ser decisivo, pero también tiene que confiar y dar hueco. Yo creo que lo hará y que su sobreintervención en el juego ofensivo del Barcelona venía provocada más por las carencias del equipo que por las supuestas ansias de protagonismo del jugador en su voluntad presuntamente dictatorial de hacer lo que le dé la gana. El Barcelona dependía de Messi, punto. Bueno será que deje de hacerlo y que eso mejore la verticalidad del juego.

Por último, cosas de 2011: Busquets en campo rival de manera casi permanente aunque con sorprendentemente poca actividad en la construcción del juego. De hecho, a menudo pareció que Busi hacía de tercer central -segundo cuando Piqué se lanzaba al ataque- y Xavi hacía de verdadero organizador, una solución cuyo éxito dependerá del estado físico del de Terrasa, que en enero cumplirá 34 años. A Pedro se le vio hiperactivo, como tiene que ser. Alexis muestra más confianza en su juego y nos queda el caso Neymar.

A mí me hace mucha gracia cuando se dice que a Neymar le queda "adaptarse a la dureza del fútbol europeo" y que en cuanto le den dos patadas se acabarán las frivolidades. Claro, como si en Bolivia, Uruguay, Argentina, los mismos campos brasileños, Perú, etc, repartieran caramelos a las estrellas rivales. El juego en Sudamérica es tan duro o más que en España, sus aficiones son mucho más calientes y las encerronas más frecuentes. Si Neymar triunfó en ese fútbol no hay razón para pensar que no puede hacerlo en el europeo.

Otra cosa es la adaptación al Barcelona. Le costará. Si no le cuesta, fantástico, pero contemos con que le costará. Creo que Martino cuenta con ello. En su primer partido se pegó a la banda en exceso y trató de no molestar. Lo consiguió: no molestó a nadie en todo el encuentro, apenas un par de internadas en velocidad que puede hacer Tello. Neymar es el futuro del Barça, un jugador superlativo, pero hay que tener mucha paciencia en el presente. Él tiene que ver cuál es el punto exacto de equilibrio entre "no molestar" y "acaparar el juego" y los compañeros tienen que ver en qué les puede ayudar más. Es lógico que ese encuadre aún no se haya producido.

Por lo demás, hay que esperar mucho aún. Estamos a mediados de agosto y esto dura hasta mediados de mayo. Las ideas son buenas y el camino es este. Veamos la capacidad de reconducir el equipo ante las adversidades, pues son las adversidades las que marcan las temporadas y con ellas el éxito o el fracaso.