Es difícil pronosticar resultados en Cataluña por una cuestión meramente aritmética: con solo un 3% de los votos en una circunscripción ya entras en la lucha por los escaños y te puede pasar lo mismo que a Ciutadans hace cuatro años: que pases de 0 a 3 diputados por apenas unas décimas. En la mayoría de los comicios ese mínimo representativo es del 5%, lo que casi imposibilita la aparición de nuevos partidos y perpetúa a las mayorías en el poder. Obviamente, prefiero la opción catalana.
Este año, aparte de la incógnita Ciutadans o UPyD, aparecen las vías independentistas tipo Laporta. Desde el inicio de la crisis en 2007-8, las encuestas han dado un desplome del tripartito, con bajada importante del PSC, menos importante de ERC y casi nula de IU, que se mantenía donde estaba. Se percibe una cierta resignación en la política catalana con respecto a estas elecciones: la duda está en si CiU podrá gobernar con mayoría absoluta por primera vez desde 1992, si se verá obligado a pactar con ERC o menos probablemente PP o si podrá gobernar en minoría solo con tener más votos que PSC, IU y ERC juntos, cosa que se da por hecha.
La última encuesta al respecto, publicada por
El País nos da los siguientes resultados, pongo entre paréntesis los escaños que ocupan actualmente en el Parlament:
CiU 61 (48)
PSC 28 (37)
PP 17 (14)
ERC 12 (21)
IU-IPC 9 (12)
Cs 4 (3)
Solidaritat 2 (0)
Reagrupament 2 (0)
Todo esto depende mucho de esos 8 escaños de Ciutadans, Solidaritat (Laporta) y Reagrupament (escisión de ERC). Si no llegan al 3%, recuerden, se repartirían entre las demás formaciones.
Los resultados son particularmente alarmantes para el PSC, que nunca ha tenido menos diputados en el Parlamento y vería reducida su diferencia con el PP a apenas 11 escaños, algo inimaginable en Cataluña y que supone un varapalo para las opciones de Zapatero cara a un tercer mandato. La crisis hace estragos en el partido del Gobierno y no parece que Montilla entusiasme a nadie para combatirla. La subida del PP es normal en estos tiempos, sigue la tendencia estatal y la bajada de ERC, aparte del desgaste en el poder, se puede achacar a los cuatro escaños que les quitarían los nuevos partidos independentistas.
Con todo, casi lo que más me sorprende es que Ciutadans suba de 3 a 4 escaños después de cuatro años de broncas internas, escisiones y muy poca imagen de fiabilidad. Todo dependerá de la participación, ya saben que últimamente en Cataluña se vota más bien poco y teniendo en cuenta que los plenos se dedican a debatir si toros sí o toros no y correbous sí o correbous no, pues tiene su lógica que la gente acabe pensando "total pá qué".
La duda, de confirmarse esta tendencia, es si el nuevo gobierno de Artur Mas se centrará en reivindicaciones culturales y de autogobierno al estilo del tripartito, que tan mal resultado han dado en estos siete años, o si combinarán un catalanismo inherente a la formación con un poco de sentido común y una cierta vuelta a la realidad. Imposible saberlo, por supuesto. No creo que el tripartito haya beneficiado a nadie, pero la idea de CiU gobernando sin ninguna oposición, o con una oposición perdida en descalificaciones e insultos internos, tampoco me resulta demasiado excitante. Ahora bien, es lo que hay. Iremos viendo.