jueves, septiembre 16, 2010

Costello Late Night Show


El pase se retrasa hasta las once y luego hasta las once y cuarto. No es habitual en el Costello pero acaba de terminar el partido del Madrid en Champions y bien vale la pena esperar a los rezagados. La planta de abajo se llena, como parece ser que es lo habitual y los chicos de The Sinflow salen al escenario, delante de una pantalla a presentar el espectáculo.

El espectáculo son unas noticias fingidas, un grupo de actores que afrontan situaciones disparatadas como reporteros de España Directo. Entre los actores está Christian Vázquez, compañero de clase de mi amiga Irene Serrano en la RESAD. Christian ya me había maravillado en aquella obra de teatro y aquí se le vuelve a ver en tarea: real. De esa gente que no necesita grandes muecas para hacer reír sino que se muestra con una naturalidad impresionante. Yo estoy casi convencido de que ese chico, si se lo propone, va a llegar lejos.

The Sinflow, mientras, se enredan en chistes más o menos conseguidos. Algunos suenan a tópico, otros son brillantes. Juegan con la incorrección política y eso siempre es un juego peligroso. Llegan las noticias y, ya digo, es lo mejor con diferencia, aunque, por lo que me comenta Álvaro Barrejón, encargado del propio Costello, uno de los vídeos salió mal y hubo que improvisar el clásico sketch de tomas falsas. Como no tengo los vídeos de ayer, dejo aquí uno de los de la edición anterior. El Costello Late Night Show, con sus exteriores rodados en Montera o Alcalá y sus interiores en la misma cueva donde estamos ahora, se proyecta un miércoles sí, un miércoles no. O lo que es lo mismo, cada dos semanas.



Las noticias de esta semana giran en torno al nihilismo. El rescate constante de los Monty Python.

Después de las noticias hay más Sinflow, con actor invitado. Hacen un número de zarzuela-ópera en el que lo mejor es el nombre de uno de los personajes, Prepuccio. No es que esté mal, pero se hace largo. El problema que puede tener el Late Night Show no es de concepto ni de actuación sino de extensión de alguna de las ideas, lo que siempre se ha conocido como "estirar el chiste". Aun así, la gente está entregada porque lleva viniendo meses y vendrá los meses siguientes y no todo el mundo es tan rancio como yo últimamente, caramba, y después del sketch hay una pausa y después de la pausa otra presentación (pero mejor y más corta) y después de la presentación Marta Tchai, a la que yo conozco aunque ella probablemente no me conozca a mí, cortesía de Jorge Marazu, que demuestra tener un sentido del humor admirable y muchas tablas.

Y después no sé cómo acaba la cosa porque me voy al Búho Real a comprobar que el mundo sigue en orden.

Sólo a comprobar.

Y sí, sigue en orden.