jueves, junio 24, 2010

Ponga usted una tabla en su vida

Me he pasado cuatro semanas evaluando a gente. A veces es reconfortante y a veces es doloroso. Depende del resultado. A nadie le apetece decirle a alguien que no vale para algo, sea lo que sea. Es normal que algunos se lo tomen como algo personal y con "algo personal" no me refiero al clásico "el profesor me tiene manía" sino al "no sirvo ni para aprobar un examen de inglés". A mí no me gusta desatar cataclismos tan baratos, pero alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que dar la palmada en la espalda y decir "enhorabuena" al que se lo merece, también. Ese es mi trabajo. Palo y zanahoria.

Ayer acabé mi estancia en Tres Cantos y mañana tengo el primer examen de las Oposiciones. Eso quiere decir que en las próximas semanas el evaluado seré yo y a un montón de gente le dará mucha pena tener que decirme que no sirvo ni para dar clase de inglés o, al contrario, darme la palmadita y decirme "enhorabuena, eres uno de los nuestros". Sinceramente, la idea de ser evaluado, en este momento, no me es nada agradable. Pero si hay que pasar por ello, al menos que sea por escrito, no sé.


Lo de las evaluaciones, sin duda, es un tema. La burocracia de las evaluaciones. Las tablas de puntuación. Un punto, medio punto, cero puntos. ¿Se expresa con claridad en todas las ocasiones incluso utilizando estructuras complejas? Un punto, medio punto, cero puntos. Me hacía gracia la idea de ir con la tabla por la vida. Ahorraríamos mucho tiempo. Quedas con una chica y empiezas a hacer preguntas y coqueteas y al final de la noche el camarero te da una tabla y rellenas: "¿Contesta adecuadamente a todas las preguntas comprometidas sin que sea muy evidente que está fingiendo?" Medio punto. "Su registro corporal es el ajustado a la situación y el contexto". Mmmm... aquí le voy a dar un punto entero. Algo importante: "¿Huele bien incluso en situaciones que no son habituales, como después de salir de un bar lleno de humo?" Punto entero. "¿Le gusta Love of Lesbian?" Esto es un cero.

Sería mucho más fácil todo, ¿no? A partir de 15 hay segunda cita. Menos de 15, la cosa se queda ahí. En caso de duda, segunda corrección. O tercera. Salvo que en la vida, y no digo esto con ningún atisbo de nostalgia, no hay segundas correcciones. O no debería haberlas. Un quince es un quince es un quince. Y punto.