martes, marzo 30, 2010

Mi vida como promotor de eventos


A las 11 me reúno con Juancho, de La Escalera de Jacob, en un bar de La Latina. Juancho es uno de los programadores de la sala y resulta que además fue compañero mío de facultad durante cinco años. Le explico mi proyecto, que bebe del Festival Acróbatas que organizan Les Nits de L´Art pero en recintos pequeños y con amigos: dos leemos y dos tocan. Una vez al mes. Por supuesto, los músicos cambiarían cada mes para no hacerlo aburrido, pero en principio los que leemos, salvo algún invitado puntual, seríamos Laura y yo.

Es una idea que tengo desde hace tiempo y que me serviría para poder dar a conocer muchos textos que tengo por ahí ocultos: poesías, relatos breves, diarios secretos, incluso aforismos... mezclándolo además con la música y a ser posible con mis mejores amigos músicos, que son unos cuantos. Yo lo entiendo como una explosión de talento en la que me incluyo con un par de huevos y una velada muy agradable. A ser posible, además, gratuita. Juancho está encantado con la idea, tiene que pensarla, por supuesto, pero le encanta y me quedo algo sorprendido, porque uno siempre tiende a pensar que sus locuras no le van a interesar a nadie.

Pero resulta que no solo le interesa a Juancho, y aquí es donde la cosa se pone un poco complicada: a las 6,3o nos reunimos Pedro y yo con Álvaro, de la Sala Costello, para cerrar la fecha de estreno oficial de "Do not disturb". No hay problemas ni para fecha ni para demás requisitos: el lunes 19 de abril a las 9,30 de la noche, pero ya iremos avisando con tiempo de esto. El asunto es que le explico a Álvaro la idea también y resulta que está encantado, que le parece fantástica y, es más, que lleva tiempo buscando así pero sin saber a quién preguntar.

Me descoloca, también. Todo el mundo te dice siempre que todo es tan difícil que te lo acabas creyendo. Escribo a los dos para decirles que hay otro -una cosa halagadora, quizá, pero terriblemente incómoda-, darles las gracias y prometerles que en una semana daré con una solución definitiva, porque, en principio, y para empezar, hacer dos sesiones en dos salas distintas dentro del mismo mes me parece un poco precipitado. Pero, ¿quién sabe?, si en septiembre los dos siguen interesados, quizás sí podríamos hacer doblete.

Y creo que sería algo precioso y que engancharía.

Justo después del Costello me voy al concierto de Emite Poqito y me encuentro con tantos buenos amigos que me emociona. Descolocado, de nuevo. No hablo ya de Conchita, Mai o Juan Diego que también y por qué no, sino de Hache, las dos Anas y casi toda la familia al completo. Con Antonio detrás de la barra o de la puerta, según le toque, y Antonio García de Diego ensimismado en la última fila, corrigiendo fallos con Sergio Castillo y asintiendo con la cabeza, entusiasmado, cuando algo le gustaba de verdad.

Un bar donde tienen mi libro aún colgado por ahí. Un sitio donde saben cuidar a la gente o al menos saben cuidarme a mí y eso me basta.