Acostumbrado a la sombra de Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla o incluso Carlos Areces, Julián López por fin ha decidido emanciparse de la familia Chanante y probar suerte por su cuenta. En "Que se mueran los feos" interpreta a un joven de pueblo con pocas luces, con la inocencia de Vicentín y el sentido del humor propio de alguien que ha popularizado el término "pataliebre". Después de demostrar en "Pagafantas" que podía cambiar la televisión por el cine, Julián se mete de lleno en esta nueva etapa con la tranquilidad, la modestia y la ironía que le caracterizan.
Guapos y feos, ¿es esa la verdadera lucha de clases?
Pues la verdad es que ya era hora de que se hiciera un homenaje a los feos. Esta es una comedia en la que se hace justicia, los feos tenemos nuestro minuto de gloria, porque siempre se había asociado a los guapos con los ganadores y a los feos con los perdedores, pero aquí cambia. Los personajes además son de una fealdad muy dura, no solo exterior sino también interior, con muchos sueños rotos y expectativas frustradas.
"Que se mueran los feos" es una película española, con ambiente rural, tonto del pueblo y chistes absurdos... que sin embargo huele a éxito. ¿Ha salido por fin el cine español de su famosa crisis?
Sí es verdad que hay mucha expectación por la película pero es que la mayoría de la gente ha vivido el ambiente rural de una manera u otra. Sea porque se ha criado ahí o por la familia, saben que ahí es todo muy natural, muy humano. Es normal que te sientas identificado con los personajes y el ambiente. Ahora es fácil hablar después de lo de la ceremonia de los Goya, que fue un exitazo, pero ya desde hace tiempo se ve que la salud del cine español es muy buena, que se empieza a pensar en el cine como industria y se entiende que se tiene que hacer "Pagafantas" para que se pueda hacer "La vergüenza", por ponerte un ejemplo, o que es necesaria una "Spanish Movie" además de "Tres días con la familia". Hay que ofrecer muchas cosas distintas y no quedarse sólo con una cosa.
¿Qué influencia ha tenido la televisión en ese cambio?
Pues bastante. A lo mejor es oportunista que lo diga yo, que vengo de la televisión, pero me parece apropiado, porque no hay que ceñirse a un campo, en plan "el actor de teatro que haga teatro, el de cine que haga cine...". Llevamos años viendo a actores de televisión pasar al cine con éxito en Estados Unidos. Es algo que siempre ha pasado allí y que les ha funcionado, desde los primeros "Saturday Night Live", por ejemplo, así que no es una sorpresa que funcione aquí también
Estudiaste magisterio musical en Cuenca, ¿cómo acabaste de cómico de Paramount Comedy?
(Pone cara muy seria) Sucedió una noche... De repente, mi habitación se iluminó con un toque dorado y le dije a mi padre: "Quiero ser cómico". (Quita la cara seria y me mira para que capte la ironía, luego sigue ya en serio) A mí me encanta la música y quería estudiar algo que tuviera que ver, por eso me metí en magisterio musical mientras acababa en el Conservatorio. Lo que pasa es que la comedia siempre me había tirado, yo era el típico que siempre estaba haciendo tonterías en el grupo. La música está ahí y la sigo amando, pero he tenido la suerte de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado para dedicarme a la comedia y además he intentado aprender. Yo siempre he sido un autodidacta, pero intento transmitir algo. En eso, la actuación es como la música, intento explicárselo a los actores con los que trabajo, cuando me explican su formación. Digo: "Yo estudié música en el Conservatorio", para que se me quite un poco el miedo y demostrar que al fin y al cabo en ambos campos se trata de expresar sensaciones, es algo parecido.
Y de cómico entre amigos a actor a pecho descubierto. ¡En el tráiler sales más que el propio Javier Cámara!
Ya, me sacan todo el rato... Pues es un punto de inflexión porque por primera vez un director contaba conmigo desde fuera y me ofrecía un papel a ver si encajaba o no. Siempre le agradeceré a Borja (Cobeaga) que me llamara para "Pagafantas", pero con él ya había hecho varias cosas en "Muchachada Nui" y nos conocíamos. Cuando me llamó Nacho (Velilla) y vi todo el reparto que había alrededor: Carmen Machi, Javier Cámara, Juan Diego... Aquello fue distinto. Sabía que tenía mis limitaciones, pero que iba a poder aprender mucho.
¿Cuánto hay en Bertín, tu personaje en la película, del mítico Vicentín de "La Hora Chanante"?
La inocencia, la blancura. Vicentín era un tipo muy tierno a pesar de que se movía en un ambiente así de noche y de drogas, pero los dos son muy cariñosos y tienen a sus ídolos que no puede tocar nadie. Vicentín adoraba a Chimo Bayo y Bertín adora a Eliseo (Javier Cámara). Le vacila y se mete con él pero en el fondo le adora, es un ejemplo para él. También se parecen en el aspecto físico, porque el peinado es muy Vicentín, así, repeinado... (Risas)
Todavía hay gente que se acerca y me llama Vicentín. O Vicente. Se creen que mi nombre es Vicente y que al personaje le pusimos el diminutivo, así que por respeto me llaman Vicente.
El paso de chanantes a muchachada, ¿ha sido un coñazo en términos de fama? ¿Le has pedido algún consejo a Hugo Silva?
Trabajando con Hugo Silva he visto cosas increíbles, como veinte o treinta chicas esperándole dentro del hotel, preguntando por su habitación. Puede llegar a ser algo peligroso, porque no lo controlan y en una de éstas le pueden tirar al suelo o hacerle daño aunque sea sin querer. El paso de una cadena de pago como Paramount -aunque tuviéramos internet- a una nacional se nota, claro, pero es que no hay manera de saber cómo tomárselo. Sabes que hay más gente que te conoce, pero no puedes evitarlo, así que yo intento seguir con mi vida. Hay momentos incómodos, sobre todo por la noche, que la gente va más alegre y te suelta cosas. A veces les sigo el juego y a veces, no. Entonces me dicen "joder, qué soso eres", o "pues no eres tan gracioso" y es algo que me puede llegar a fastidiar porque me conocen sólo de tres frases y ya me están catalogando. Tengo 31 años, tú me conoces desde hace dos minutos ¿y ya crees que sabes algo de mí?
Al final, sí que echas un poco de menos el anonimato, te cortas más, haces menos el imbécil. Todo era más normal cuando estábamos en Paramount, aunque tampoco quiero que parezca que me creo una estrella o algo así.
¿Cuál es el truco para conseguir trabajar juntos durante ocho años seguidos y no acabar odiándoos los unos a los otros?
(Cara seria, otra vez...) Cada vez que les veo, miro el reloj para saber cuánto me falta para perderles de vista (... y otra sonrisa irónica). A un amigo se le quiere y se le odia a la vez. El secreto es la empatía, la complicidad. Que fluya la comedia en el día a día.
El vocabulario "chanante" ya se ha extendido por todos lados. ¿Tienes miedo de acabar resultando previsibles?
Pues sí que lo he pensado muchas veces. El miedo a dejar de sorprender. Nosotros hacemos un humor que se basa por completo en la sorpresa: en inventar palabras nuevas o reciclarlas de nuestros padres y nuestros abuelos. Si se pierde esa sorpresa, te puedes reír igual, pero no es lo mismo. Nuestros puntos fuertes son el costumbrismo mezclado con el surrealismo y si no se evoluciona la gente se puede cansar, así que es una continua lucha. Algo parecido le pasó a Chiquito, pero en cierto modo nosotros hemos reciclado también a Chiquito, que creó un lenguaje propio.
Cuando llegue el final, ¿quién estará detrás para tomar el testigo?
Bueno, como te decía antes, me preocupa, pero creo que todavía nos queda mucha cuerda, así que no lo pienso en esos términos. De lo que he visto por ahí, me gusta mucho Venga Monjas. Saben utilizar muy bien internet y ojalá puedan hacer algún día lo mismo en televisión, si es que les interesa... que no lo sé. Hacen algo muy potente. Si nosotros somos raros, ellos son tres veces más raros, y no sé si eso va a ser fácil de asimilar.
Sé honesto, ¿qué cara pusiste cuando te dijeron: "Tengo un papel ideal para ti, es un tipo muy tonto y muy feo"?
Pues les dije: "Habéis dado con el idóneo. Gracias por llamarme". Era la primera vez que tenía que prepararme en serio, estuve seis meses trabajando en el papel, porque yo nunca había hecho de tío de pueblo, soy muy urbanita y todos mis papeles anteriores habían sido de divorciados con problemas y en crisis. (Ahí me doy cuenta de nuevo de que está de coña) Me tuve que ir a pueblos y tal, para ver cómo eran las cosas ahí. Mucho trabajo, pero lo encajé bien. (Risas)
Para terminar, imagina que soy Kira Miró e intenta convencerme de que lo importante es el interior...
Julián se emociona, se concentra y empieza a dictar palabra por palabra, de vez en cuando me pide que le lea, para ver por dónde va y sonríe y sigue con el discurso. Este discurso:
"Kira, ¿no te das cuenta de que la belleza exterior no deja de ser una carcasa que nos condiciona para actividades superficiales y que cuando llegas a casa y te quitas la careta, lo que realmente añoras es el calor que emana de dentro en forma de sentimiento, cariño, poesía...? Esa es la verdadera belleza. Un tío puede ser feo pero con un corazón por dentro latiendo al ritmo de una canción de Michael Bolton... Si ves a ese tío, no hay dios que se le resista".
Y se descojona, claro.