sábado, julio 18, 2009

FIB Benicassim III. El incendio, el viento y toda la pesca


Yo tenía un post precioso sobre We Are Standard escrito en una hoja de papel. Recordaba el momento en el que el cantante salía al escenario a las 02,45 de la mañana, justo después de Oasis y Glasvegas y decía: "Somos We Are Standard y se acabaron las chorradas" y luego lo unía con el último momento del día, cuando el mismo cantante dijo: "Este es el último puto tema y a ver qué coño hacéis ahora".

Y la verdad es que tenía toda la razón, porque el de We Are Standard ha sido hasta ahora el mejor concierto del FIB con diferencia, mejor que el de Oasis, aunque el de Oasis fuera bueno, pero con los Gallagher siempre queda esa incómoda sensación de que todo lo que tenían que contar lo contaron antes de 1995. Si uno repasa las canciones del tracklist encuentra "Roll with it", "Live forever", "Whatever", "Supersonic", "What´s the story, morning glory", "Don´t look back in anger"... hasta llegar a la grande pero algo empalagosa -más con los años- "Wonderwall".

Bien, pero sin excesos.

Glasvegas me aburrieron un poco, lo mismo se puede decir de The View. Bien por Los Coronas y Anni B. Sweet, una gran sorpresa. También me gustaron No Reply, originales, pero no voy a aburrirles más, vamos al morbo del incendio y el desalojo y el viento brutal y el largo etcétera (por cierto, si tienen CNN+ igual me vieron comentando la jugada, o más bien me oyeron):

A las seis y media ya hacía viento. No demasiado, pero sí el suficiente como para complicar el montaje de Cooper, que abría el Escenario Verde -el grande- a las 8. Fui a ver a Nudozurdo -maravillosos, con una sobriedad rallando en el autismo-, paseé por las distintas carpas y ya el concierto de Nacho Vegas presentó dificultades: muchísimo viento, incómodo para los ojos y para el propio cantante asturiano, melena al viento. Cumplió de sobra, como es habitual. Ese fue el último concierto completo de los dos escenarios "menores". Algo cayó sobre Corcovado y cerraron la carpa Vodafone, el viento impidió que Magazine acabara su actuación.

Jota, de Los Planetas, en backstage, ya tenía muy claro que ellos no tocaban.

Sin embargo, el Escenario Verde sobrevivía, con su viento atroz, los ojos llenos de arena y polvo, una de las pantallas gigantes derribadas, un retraso de una hora... pero sobrevivía. Así, hasta que en medio del concierto de Paul Weller, una columna de humo empezó a asomar por detrás de la grada de prensa. Visita morbosa al otro lado, fuera del recinto e incendio moderado con riesgo de girar por el viento hacia el recinto. Bomberos, policía, alarma. Camping desalojado y "en estado de emergencia".


Yo sé que el fuego vende mucho, pero lamento decirles que no fue un gran factor. En seguida lo controlaron. En seguida se fue en otra dirección.

Pero el viento... el viento te llevaba donde quería y Paul Weller decidió acabar sin más a la mitad y nosotros -las hermanas Schleck y yo- nos fuimos a ver un pase de modelos pero también fue cancelado y la carpa correspondiente precintada y la habitual falta de información o la información de aeropuerto, la del tipo: "Estamos intentando arreglarlo, en media hora decimos algo".

La gente, que tiene una paciencia infinita, siguió ahí. Yo seguí ahí, de hecho, en medio del huracán, viendo por dónde iba el fuego -ya muy a lo lejos, insisto-, viendo cómo los VIPs seguían con sus copazos como si nada, oyendo cómo la organización aseguraba, después de una hora, "estamos desmontando el escenario de Paul Weller y montando el del siguiente grupo".

Excelente eufemismo, "el siguiente grupo".

¿Saben quién era el siguiente grupo? Kings of Leon. Los cabezas de cartel. Al menos en el horario venía así. Media hora después, ya casi a la una, yo me fui. Me moría de frío y ni siquiera me gustan Kings of Leon, así que ¿para qué? La noticia del día siguiente fue cómica por decir algo: no salieron Kings of Leon, ni siquiera Maxïmo Park, que serían los correspondientes por la hora. El marrón se lo comieron Tom Tom Club, que pasaban por ahí. Tenían que darle algo a los leones y les tocó a ellos.

Los leones estaban, lógicamente cabreados. Te comes dos horas de frío y viento para ver lo que no quieres ver y nadie te da ni una explicación, o te da unas explicaciones más bien dudosas.

En fin, eso fue todo. Al menos para mí. Ningún heroísmo. Desmontaron parte del camping y re-alojaron a gente en el polideportivo -arruinando así de paso el partido Prensa contra Artistas, que previsiblemente se celebrará mañana, conmigo en el campo, prometo fotos-. Como la memoria, en vacaciones, es una habitación hueca, todos coincidimos de nuevo esta mañana en la playa y todos de nuevo cantando a ritmo de Maxïmo Park -hoy, sí- como si nada.

En la sala de prensa suenan a lo lejos Elbow. Las hermanas Schleck se han ido a ver a Josele Santiago. En una hora, quizás menos, Franz Ferdinand. No hay cíber y no siempre voy a pillar a los de Radio 3 cenando a todos a la vez, pero en cuanto pueda actualizaré ya saben.