Nàn, que es un tipo encantador, me dice: "Estoy seguro de que tú vas a tener una carrera como escritor". Así, como una cuestión de hecho. Indiscutible. Yo lo discuto, porque hay gente magnífica que no ha tenido una carrera y gente mediocre que la tiene, así que los términos medios somos imposibles de determinar.
En cualquier caso, ha sido un tema recurrente en la tarde-noche y tiene su lógica: al fin y al cabo, estamos entre escritores o aspirantes a escritores o como lo quieran llamar y cada uno tiene sus métodos, sus recetas, su estilo, sus conocidos, sus metas...
Discutimos sobre autoeditarse o esperar. ¿Esperar a qué? Digo yo, y nadie parece dar una respuesta muy clara, pero la idea viene a ser: para autoeditarse siempre habrá tiempo, mientras tanto, busca por otro lado.
Yo soy un gran fan de la autoedición, aun reconociendo sus defectos y aceptando su merecida mala fama, producto de una ausencia casi total de criba editorial. De hecho, he dedicado mi lectura de la presentación de "Camarote 503" a elogiar la autoedición y el placer que da ver tu nombre en un libro, aunque todo el mundo se empeñe en que ese libro, en rigor, no existe. Me pareció que tenía sentido, pues el propio Camarote es una autoedición o co-edición o como lo quieran llamar y en lo que a mí respecta, merece la pena, claro que sí.
Mereció la pena escribirlo y publicarlo y presentarlo: decenas de personas en pleno julio en "El ladrón de tinta", muchas de ellas se quedaron fuera del salón y por lo tanto del umbral auditivo. Unas botellas de vino, una tortilla de patata, conversaciones maravillosas, algunos re-encuentros felicísimos, como el de Jorge Díaz, compañero mío en la Escuela de Letras y ahora novelista de éxito en Planeta, cenas grasientas y un buen par de copazos en La Buena -el origen de todo-, contemplando a una camarera tan guapa que se le quitan a uno las ganas de preocuparse de nada.
Llega el verano y, de entrada, yo mañana me voy a Benicassim, a ver cortos, tomar el sol y tragarme todos los conciertos que pueda. Actualizaré, pero supongo que poco. Y mientras, voy pensando en todo esto, ¿de acuerdo?