Días de resaca festivalera. Lógica resaca. Tremendamente creativa: un relato, el principio de otro, un guión absurdo pero de 10 páginas, un reportaje de 6... Lluis y Esther escriben desde Barcelona, Sara, desde Lanzarote. Es increíble el cariño que nos hemos cogido todos en estos días. Realmente increíble. Efecto campamento.
Parece ser que Lluis está igual que yo: frenético. Se ha encerrado en casa a escribir un nuevo corto. Hay que aprovechar la ola de creatividad, como sea.
A veces, cuando los "artistas" coincidimos en bares y festivales pienso en aquello que Juan Marsé le dijo a María de la Pau Janer en la entrega del Premio Planeta, algo así como "A vosotros no os gusta escribir, a vosotros os gusta ser escritores" -la cita textual fue: …”estoy hablando de literatura no de ser literato, que a vosotros os gusta mucho el mundillo que la rodea, pero muy poco sabéis de la literatura”, sólo que a mí me encanta deformar las citas textuales, como buen licenciado en filosofía post-Derridiano-.
Pienso mucho en ello, en serio. Muchísimo. Me hace sentir culpable, muchas veces. Lo pienso por ejemplo en el curso de las Oposiciones cuando leo la biografía de Carver y me doy cuenta de que no es que no sepa escribir tan bien como él es que ni siquiera soy capaz de encontrar títulos como los suyos...
Y me parece que hay gente muy distinta en esto. Por ejemplo, a mi nivel, ser escritor no tiene ningún atractivo especial. Creo que todos los que escribimos lo hacemos porque nos gusta escribir. Sin más. Por supuesto, mola lo de "chico escritor" y tal y encantado de que me lo digan. Pero no sirve de nada. Si quieren ir a una chica y decirles "soy escritor", inténtelo, sabrán de lo que les hablo.
Con los cortometrajistas me pasa igual: habrá excepciones, pero realmente parece que disfrutan de lo que hacen, que quieren contar algo propio, que por supuesto se toman sus roncolas, pero que saben de cine y sobre todo saben de la vida. El Festival es una consecuencia del corto y no su causa. En otros sectores no me pasa lo mismo. Creo que todo el que me conoce lo sabe. Conozco a músicos que se rompen las cejas componiendo todos los días hasta conseguir la canción perfecta y músicos que sólo están ahí por el petardeo y las chicas. Es así. Quien quiera darse por aludido, adelante.
Así que, bueno, ahí estamos. Entre la veintena y la treintena. Profesionales más o menos en paro. Cineastas, músicos, escritores... Artistas. Bohemios. Llámenlo como quieran. A mí me gusta "creadores". No sé si Marsé estaría orgulloso de nosotros. No sé si ese debe ser el objetivo. No me lo parece. La vuelta de Fuerteventura ha servido para eso: para pensar, para crear, para coger fuerzas y confianza.
Puede que yo no escriba jamás como Carver, pero soy capaz de emocionarme sólo con pronunciar su nombre. Creo que he escrito un interesante ensayo sobre literatura norteamericana contemporánea y creo que no era fácil. Esta mañana he oído uno de esos terribles anuncios radiofónicos sobre parejas que compran coches y remodelan casas y me he alegrado enormemente de no ser uno de ellos. Nunca he pronunciado la palabra "cariño", creo. Espero.
Tengo dinero, tengo trabajo, tengo algo de talento, aún no sé cuánto. Tengo un posible piso en Tribunal esperando a que Pedro Collantes lo deje vacío. Creo que estoy ante el inicio de una nueva era. On the brink of a new era. Y sí, me parece que me merezco una fiesta por ello. Esta misma noche. Brindo por nosotros.