Hay algo de "Crosby, Still, Nash and Young" en el proyecto Carabina 30-30, de Pancho Varona, Jaime Asúa, Antonio García de Diego y José Antonio Romero. La publicidad, inevitablemente -porque es publicidad, no lo olvidemos- los presenta como "los músicos de Sabina", que a mí me parece una simplificación efectiva pero casi insultante: entre los cuatro suman unas cuantas canciones de Sabina, pero tienen talento y capacidad suficiente como para convivir sin el genitivo.
Son músicos. Son compositores. Son buenos. El resto, en mi opinión, sobra.
La propia gira, de hecho, combina sabinismo, producción propia y versiones. Hay muchas canciones que ha grabado Joaquín, como es lógico; hay muchas otras que han grabado otros artistas pero cuyos compositores han sido alguno de los cuatro músicos mencionados. Hay otras que son simplemente versiones de grandes éxitos ajenos: Los Brincos, los Beatles, Bob Dylan, Neil Young...
Jaime Asúa incluso se atrevió con la increíble "Lithium", de Nirvana, mi favorita del "Nevermind" y para mí es algo emocionante porque yo fui un "grunge" de libro y me emocionaba cada vez que sonaba aquello de "I´m so ugly, that´s OK, cause so are you... we´ve broken our mirrors". Señores, yo soy la generación X. Quizás debería escribir un libro -otro libro- sobre ello.
En cualquier caso, y dejando aparte la lógica tensión del debut en Zaragoza, ante un público más bien frío, que seguramente no sabía qué esperar exactamente -el dichoso genitivo posesivo, otra vez-, la experiencia tiene pinta de merecer la pena. Que son grandes músicos está claro. Son, probablemente, cuatro de los mejores músicos de este país. Es imposible que, canten lo que canten, y rompan las guitarras que rompan, la actuación salga mal. Eso habría que tenerlo claro desde el principio.
Otra cosa es que el proyecto pueda evolucionar en algunos sentidos: por ejemplo, ya lo he dicho, más canciones contemporáneas -y "Lithium" es de 1991, no del verano pasado- ayudarían a llegar y emocionar a determinado público, aunque no sea el "público objetivo" de la gira. También me gusta cuando Antonio se pone a hacer el payaso de manera espontánea. No digo que tengan que hacer un rollo Les Luthiers, porque no es su profesión ni lo que les apetece, pero está bien cuando se ponen gamberros. A mí me encanta, por lo menos.
Será interesante verles en auditorios más recogidos que el del viernes. El escenario era descomunal y el auditorio demasiado grande. Esa es mi opinión. Para una gira acústica y que se basa en el intimismo, quizás los bares sean mejores anfitriones. Habrá que ir viéndolo.
Para los interesados en la génesis del nombre, vean el siguiente vídeo:
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