martes, mayo 27, 2008

"El Gran Cuaderno", de Agota Kristof


Siempre hay un encanto especial en lo amateur. Una falta de recursos pero un exceso de ganas, de interés, de voluntad, de instinto. No se puede pedir a chicos de 20 años sin formación teatral que actúen como profesionales, pero sí se les puede pedir que lo intenten. Y los actores de los Grupos Hypatia y MKS, conducidos por Pedro Mejías, lo hicieron.

Entre ellos, como no, nuestra pequeña Carla Sabater, que, irremisiblemente, se hace mayor y nos hace mayor a todos con ella.

La obra elegida, además, era ambiciosa. Una adaptación de la novela "El Gran Cuaderno", de Agota Kristof. Toda adaptación entre géneros ya es de por sí complicada, pero la temática de la obra la hacía más complicada aún. El teatro amateur puede confundirse a menudo con las funciones del colegio y Pedro Mejías quiso dejar claro desde el principio que este no era el caso. Por supuesto, había padres y abuelos entre el público, pero la obra trataba con contundencia la zoofilia, el maltrato, la muerte, la traición, el sadomasoquismo...

La facilidad con la que chavales recién salidos del Instituto manejan estas situaciones le provoca a uno cierto asombro, pero lo cierto es que salieron adelante con un gran éxito. Por supuesto, contaban con la ayuda de Ester Aranzana, que demostró ser una gran bailarina.

En fin, entusiasmo, alegría, euforia y todo lo que suele conllevar un estreno exitoso en estas etapas. Recuerdo acabar "Macbeth", en el Ramiro de Maeztu, con 16 años -yo era Lord Ross- y abrazarme con todo el mundo, incluso con la apuntadora -especialmente con la apuntadora- sintiendo algo parecido a marcar un gol en el Bernabéu, por poner un ejemplo. Y es bueno ver que las siguientes generaciones caen en las mismas alegrías.