jueves, septiembre 13, 2007

Ya sé que no es exactamente lo que debería de ser


No puede ser que la calle esté llena de gente a las doce de la noche de un miércoles. No tiene ningún sentido por muy calle Fuencarral que sea. Hache y yo buscamos un cajero por el camino más largo, entramos y salimos de los bancos, bromeamos con nuestros apellidos. Ella es la portada de mi libro, yo soy un personaje de su novela. "Tenemos diálogos muy divertidos", dice.

Hache. maravillada ante la calle Fernando VI, aunque le pille al lado de su casa. Un café en la calle Belén que nos recuerda viejas discusiones, un bar al que no volvíamos -juntos- desde una pequeña época de crisis mezclada con gaviotas. Una chica que se parece a Hanna y le grita a Xoel: "Eres buena persona".

Las miradas coquetas de las chicas polígamas.

Xoel en lo alto del escenario del Búho Real, creciendo poco a poco, armónica y guitarra acústica. El público pide "Que no", pero no procede. Marta Torné toma aceitunas en un bar que hace esquina. Palmas y chasquidos de dedos y bises y casi dos horas de concierto, un auténtico record. Todo a 8 euros la entrada y una visión privilegiada, de frente, algo lejana si es que en el Búho puede haber algo lejano.

Anuncios de la Noche en Blanco. Una noche como esta, por ejemplo. La calle llena de post-adolescentes que hacen del miércoles un viernes como si eso fuera posible. Como si cada día se pudiera convertir en cualquier otro día, como si Hache y yo pudiéramos dejar de sonreírnos en algún momento, algún mes, algún año...