Hoy, cae la lluvia como una tela finísima. Ayer, era el viento, que parecía querer llevarme volando por encima del Bulevar. Mi barriga lo impidió. He desayunado con una versión rumba chill-out de "¿Y quién es él?" de Perales y desde entonces mi estómago no ha descansado: algo parecido a náuseas con dolor intenso.
¿Quién dijo que no me sentía identificado con mi familia?
San Sebastián con su punto surrealista, de películas a las 09,30 de la mañana como si nada. Llegué ayer a las 6 de la tarde y a esta hora ya he visto cuatro películas. Todo lo que se podía ver. Siempre empezamos igual y luego es complicado mantener el ritmo, claro.
De momento, un nivel medio tirando a alto. Por lo menos, no me he tragado ninguna infumable. Me gustó "La Maison", con esa fascinación tan francesa por las mujeres misteriosas. Me gustó también "Cosmos", ambientada en esta ciudad y llena de ángeles por todos lados. Excelente Oihana Maritorena, una chica con una sonrisa como para enamorarse.
Muy buen gusto, en líneas generales. Una historia algo complicada a veces y con demasiados giros, pero calmada, sensata y de las que se dejan ver sin problemas. Un gran estreno para Diego Fandos.
Esta mañana echaban "Casual Day", que promete ser una de las revelaciones de la temporada si consigue un mínimo de distribución. Es una película agria, irónica, tremendamente divertida, con unos diálogos geniales y dos interpretaciones por encima de lo normal: Alberto San Juan y Marta Etura, eso que sólo sale tres minutos en toda la película.
"Casual Day" es un ejemplo del éxito de las series televisivas españolas. Sí, por supuesto, abusan del costumbrismo, pero de ahí han salido guionistas y actores excelentes. El estilo, el ritmo, el absurdo... por supuesto estaba ahí desde Berlanga, pero ha vuelto a explotar con un punto de cinismo de principios de siglo. Creo que todos los actores de la película han participado en algún momento u otro en una serie de televisión y eso quiere decir algo.
Más que nada porque todos están bien.
Para acabar, "Ploy", que prometía erotismo y proporcionó algo de confusión onírica, personajes atrapados y perdidos, relaciones que se acaban, viejas glorias del cine que se hacen mayores y no pueden soportarlo. Vamos, la típica historia que podría haber contado yo.
Y ahora -si mi estómago lo permite- voy a tomar algo con Mar y Roberta, ¿me permiten?