Pablo Ager es un exagerado. Su concierto de ayer no fue multitudinario pero tampoco se puede decir que "no hubiera nadie". De hecho, había al menos cuatro cantautores y un escritor, que no está nada mal. ¿Alguien ha visto "24 Hour Party People"?
En cualquier caso, su concierto estuvo muy bien. Pelín lento al principio, pero con final glorioso: frotando farolas en "Cosas que no se me dan bien". Tiene buen gusto para las letras y un sentido del humor muy especial, nada estridente, algo surrealista.
Pero, sobre todo, Pablo Ager es un tipo cojonudo. Porque sin Pablo Ager, eso está claro, la prima Julia no habría conseguido su primera actuación en el Búho Real. Sí, señores, Emite Poqito sale del Rincón del Arte Nuevo y sale a lo grande. Cada uno puso su grano: Pablo esperó a que estuviera Darío para sacarla, ella bordó "No me quiero enamorar del mal" y yo aplaudí con muchas ganas, que era mi papel.
Al chico que estaba a nuestro lado le recordó a Pereza. Aún nos preguntamos por qué.
El caso es que el concierto terminó y ahí estábamos despidiéndonos de todo el mundo cuando de repente Darío empieza a jugar con Julia -qué cómodo se encuentra en ese terreno, es todo un espectáculo verlo- y que si sí, que si no, resulta que Conchita va a tener que suspender el concierto del martes 25 y está pensando en quién poner, y la canción le gusta, y me mira cómplice de vez en cuando y al final... pasó lo que pasó.
¡Bien por Darío!
Gran éxito para el Grupo de Presión Emite Poqito, que se comprometió a llenar el Búho Real para ese día -y para eso les necesito a ustedes, amigos, porque yo estaré en San Sebastián, ironías de la vida- y salió del bar chocando manos e intercambiando sonrisas, porque estamos más cerca de algo, aunque no sabemos de qué, y al final todo se resume a lo de siempre: que sí, que se puede. Que sólo hay que creérselo e intentarlo.