Las reacciones al intento de agresión a Rosa Díez en la Universidad Complutense de Madrid fueron las esperadas: Felipe González la llamó "nenaza" -este país ha tenido unos presidentes de lo más curiosos-, la Universidad de Sevilla suspendió otro acto de UPyD por no poder "garantizar la seguridad" y el decano de la Facultad de Derecho de la UCM ha denunciado presiones del Rector (Carlos Berzosa, miembro de la Plataforma de Apoyo a Zapatero) para que suspendiera una conferencia de Rosa Díez también "por no poder garantizar la seguridad".
En este último caso, Berzosa, que decidió no investigar quiénes habían intentado agredir a una representante democrática en su propio recinto universitario, ha negado totalmente que esas presiones hayan existido. Y, ante el desconocimiento, habrá que creerle.
Y es que Rosa Díez, Fernando Savater, Carlos Martínez-Gorriarán, varios de los que estuvieron en "¡Basta ya!" durante los años posteriores a Ermua, son unos fascistas y unos nazis. Y es normal que les quieran pegar. Y lo suyo no es protegerles, sino decirles amablemente que se queden en casa, que no anden provocando. Están acostumbrados, claro. Es lo que llevan viviendo en el País Vasco durante años.
Esta gente, junto a mucha otra gente del PSE y del PP -y, refiriéndonos a políticos, sólo del PSE y del PP- no sólo se ha jugado la vida por defender sus ideas, unas ideas que no iban mucho más allá del derecho a no ser nacionalista. A la posibilidad de hacer políticas no nacionalistas y protestar contra las medidas del nacionalismo en el poder, igual que se protesta contra cualquier medida del poder que se considera equivocada.
Porque en eso consiste la democracia, quiere uno pensar.
Pero no, esta gente se jugó la vida y la libertad. Se jugó tener que cambiar sus rutinas cada día, viajar con escoltas, no poder pasear con sus hijos, recibir insultos, escupitajos, no poder pisar determinadas zonas de su ciudad. Tener que abandonar su ciudad en muchas ocasiones... porque, bueno, ya lo he dicho, son unos fascistas, ¿no? Así que lo mejor es que se vayan y no provoquen. La puta manía de esta gente de acabar provocando, si es que al final no sé cómo no les pasa nada.
Así que Rosa Díez, Fernando Savater y Martínez-Gorriarán, entre otros, han decidido fundar un partido que se basa en el sentido común. Un partido nacional, en la esperanza de que en el resto de España no pase lo mismo que en el País Vasco. Sus propuestas, lo reconozco son difusas: quieren cambiar la ley electoral, están a favor del matrimonio entre homosexuales, apoyan políticas progresistas que el PSOE ya ha puesto en marcha esta legislatura y tienen una idea de España no como nación o imperio sino como lo que el propio Zapatero llamó en su época de Opositor, "patriotismo constitucional". Lo que nos une.
Y yo no le pido a todo el mundo que esté de acuerdo con esto. No se lo pido en absoluto. Pero, miren, les voy a explicar: no me gustan el PP ni el PSOE. No me gusta su puta manía de convertir esto en su rancho: ahora mandas tú, ahora mando yo. No me gusta que todo su discurso esté basado en que no gane el otro. No me gustan sus amigos. Ni los de uno ni los de otro.
Al menos, UPyD no tiene amigos aún, y cuando los tenga y no me gusten, lo diré.
Entiendo lo del "voto útil". Claro que lo entiendo. Soy antimadridista, ¿cómo no lo voy a entender? Pero también creo que en estas elecciones el resultado va a ser muy igualado. Que va a ganar el PSOE, sí, pero por muy pocos votos y que tendrá que pactar. Y creo, por lo que voy oliendo por ahí, que UPyD va a tener escaños. Al menos, uno, por Madrid. Así que, bueno, gane quien gane tendrá que pactar para gobernar. Y puede pactar con ERC o puede pactar con UPyD. Así que mi voto útil consiste en que UPyD tenga al menos una mínima oportunidad de influir en algo.
Es complicado, pero es mi manera de verlo. No la mejor. La mía.
Y, bueno, perdonen el pedazo de ladrillo que les he metido, pero se supone que hoy es el último día para pedir el voto, y lo del "voto útil" por supuesto ha rondado mi cabeza, pero, joder, la gente se ha matado durante siglos para que yo pueda votar el domingo. Por lo menos, votar en paz y a quien me dé la gana, ¿no? Pues eso.
Si es que soy un provocador, ya saben...