lunes, diciembre 15, 2014
Palabras para Álvaro
Cuando me despierto por la mañana, a eso de las ocho y cuarto, la Chica Diploma y el Niño Bonito duermen en el salón. Son la imagen misma de la ternura: ella, agotada, en el sofá, hecha un ovillo. Él, en su hamaca, descansa como descansan los bebés, abriendo brazos y piernas, abarcando toda la felicidad del sueño. Más tarde, cuando le tengo abrazado a mí, sus uñas clavadas en mi jersey y la mirada atenta a cada rincón del universo, la Chica Diploma me pregunta: "¿No te da pena, saber que ya no es tan pequeño?"
No, no es tan pequeño. Creció, como era de esperar, y si algo me da pena es pensar que estos son los mejores momentos, los de la complicidad y a la vez la inocencia absoluta. Descubrir el mundo poco a poco, por instantes. Para cenar, lo hemos puesto en su silla por primera vez y se lanzaba como loco a por los plátanos. Es una personita ya, con sus modales y todo. Cuando nació, Irene me escribió algo así como "¿No te parece maravilloso, algo que nunca podrías explicar con palabras?" En el momento, no, no me lo pareció. Aquello era poco más que un fetín que no dejaba de llorar y con que sobreviviera, que no se ahogara por las noches, que no se sacara un ojo con las uñas tenía más que suficiente.
Ahora, sin embargo, mi respuesta sería afirmativa. Verlo crecer, empatizar, sentir el desgarro del llanto continuo por el dolor de dientes y la alegría infinita cuando relame la cuchara porque se ha dejado algo de medicina dentro. Ponerlo boca abajo, justo encima de mí y dejar que me coma la nariz muerto de risa.
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Albert Rivera se presenta en El País como la tercera vía entre Podemos, PP y PSOE. No sé a ustedes, pero a mí me salen cuatro vías ya. Matemáticas aparte, estoy convencido de que los resultados de Ciudadanos serán buenos, tanto en municipales como en generales y serían excelentes de adelantarse por fin las elecciones catalanas. Por encima de UPyD, probablemente. Otra cosa es cómo les trate la ley electoral a las cuartas vías. Puede que mejor que a las terceras si el voto se dispersa mucho. Sé que es algo inevitable pero este punto de tener que ser estadístico además de ciudadano a veces agota.
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Hace aproximadamente un año y medio, discutían en Radio Nacional de España unas supuestas acusaciones de Barkero a sus compañeros del Levante, dentro del vestuario. El Levante iba perdiendo 0-3 al descanso contra el Deportivo y el veterano jugador vio cosas raras, tan raras que las propias casas de apuestas estuvieron investigando aquello sin llegar a ninguna conclusión fiable. Recuerdo al conductor del programa, Chema Abad, completamente fuera de sí, cargando contra Barkero. ¿Quién es Barkero para poner en duda la profesionalidad de los compañeros?, ¿cómo les puede mirar ahora a los ojos?
Algunos contertulios le intentaron calmar pero no hubo manera. Barkero, como prometió, dejó el equipo a final de temporada.
El Levante ha estado jugando con fuego tantos años que al final parece que se va a quemar. Tampoco parece casualidad que su compañero de hoguera sea el Zaragoza de Agapito. Esta mañana el juez ha oficializado la imputación de 42 personas relacionadas con el partido que jugaron los dos equipos en 2011 y que certificó la salvación del Zaragoza. Entre los imputados están jugadores como Gabi o Ander Herrera, por parte del Zaragoza, y Juanfran o Ballesteros por la del Levante, de los primeros en poner el grito en el cielo cuando Barkero abrió la boca.
Ya saben que yo llevo años luchando contra el dopaje e investigando sobre el tema. Me parece imposible que el deporte profesional se mueva en casi todas las disciplinas a la misma velocidad de crucero y solo unos necesiten doparse para conseguirlo. Con todo, estoy convencido, y esto es algo completamente personal, que la corrupción ligada a las apuestas y la compra de partidos, goles o incluso saques de esquina es mucho mayor. Lo que tienen en común ambas lacras son la "omertá" y los periodistas empeñados en mirar a otro lado.