jueves, diciembre 04, 2014

Here comes the sun



La Chica Diploma contesta que la canción para inaugurar la nueva casa debería ser "Here comes the sun", que tiene todo el sentido del mundo si realmente queremos empezar algo nuevo. Intuyo que el Niño Bonito preferiría la de "Charlie and the Numbers" o en su defecto el "Hokey Pokey", pero el pobre tiene poco que decir en esto.

Y lo que le queda.

"Here comes the sun" fue la canción de nuestra boda, pero, a la vez, si la cantaron en nuestra boda posiblemente fuera por ese maravilloso vídeo en el que un grupo de músicos y una cantante de aire frágil la interpretan por sorpresa en una oficina del INEM. Un vídeo que, lo reconozco, me sigue emocionando como emociona toda tregua:la posibilidad de introducir algo de alegría en uno de esos purgatorios como el que yo visitaba con asiduidad en Goya, mañanas enteras esperando solamente que te atendieran, que te sellaran una petición, funcionarios entumecidos ante tanta miseria, tanto proyecto truncado repitiéndose cada día. Ni una sonrisa ni un comentario esperanzador. Algo peor que el "vuelva usted mañana".

Por supuesto, su situación es mejor: ellos tienen trabajo. No es lo mismo ser enfermo de cáncer que ser oncólogo, pero reconocerán que para ser oncólogo también hay que servir y me gusta ver cómo ellos también se juntan y canturrean y se quedan a cuadros. Little darling, it´s been a long, cold, lonely winter. Little darling, it seems like years since it´s been here. Así, el invierno. Así, la crisis.

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Una de las historias de amor más bonitas que he vivido no llegó a ser nunca una historia de amor. De ahí, quizá, su atractivo. Ni siquiera sé muy bien lo que fue: yo iba a pedir mi prestación de desempleo a un triste edificio de Moratalaz cuando delante de mí se apuntó una chica preciosa que decía ser licenciada en filología inglesa igual que yo dije ser profesor interino de la Escuela Oficial de Idiomas. Supongo que todo el proceso del paro es tan angustioso, tan feo, que cualquier encuentro de este tipo te produce curiosidad. No recuerdo cómo empecé a hablar con ella -mi táctica es mirarte, aprender como sos...- pero compartimos juntos las tres horas de espera: le gustaba el indie español, el extranjero -Joan As A Police Woman, creo recordar- y estaba escribiendo una tesis sobre Sam Shepard, uno de mis actores y directores teatrales favoritos.

En un momento dado tuvo que irse a comprar algo de comer y yo prometí avisarle si los números se ponían a correr demasiado deprisa, cosa muy improbable pero que me sirvió para quedarme con su número de teléfono. Todos tenemos un Francisco Nicolás en nuestro interior. Cuando fue a dármelo de verdad, al despedirnos en el metro, me miró con cara de "qué tío, qué granuja". Esa cara con la que todos soñamos que nos miren las chicas guapas.

En realidad, la historia quedó ahí. Yo creo que nos gustamos -a mí ella me gustó, desde luego, o más bien estar con ella me gustó, que es algo que infravaloramos demasiado- pero la vida quiso que otro chico con mi mismo nombre se cruzara en su camino un día antes de nuestra primera cita. No me pareció bien pero tampoco me pareció mal. La chica era un encanto y se merecía ser feliz con quien ella eligiera. Quedamos un par de veces, probablemente para ver listas de interinos en Vitrubio, y fui al pre-estreno de la obra de teatro que dirigió en la Complutense, una adaptación de "Sarita", de Maria Antonia Fornès.

Hace años que no nos vemos, nos limitamos a seguirnos por Facebook y mandarnos mensajes de cariño en forma de "Me gusta" o felicitaciones de cumpleaños. En rigor, no llegamos a conocernos nunca más allá del día que nos conocimos. Pero aquel día bastó.

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Denuncia Raúl del Pozo una conjura contra Podemos por parte del bipartidismo y los medios afines. De paso mete en el cazo a la monarquía y los "poderes fácticos", que probablemente sean la monarquía con otro nombre, como la Guardia Civil y la Secreta de "Amanece, que no es poco". Yo no voy a negar el nerviosismo y una cierta inquina. Han encontrado una beca dudosa y una productora que pagaba facturas en B. ¡Facturas en B! Permítanme que me sonría: todo ese entramado de enchufismos universitarios, endogamias y dinero negro no lo han creado ellos ni siquiera parecen esforzarse en perfeccionarlo. Mal está que se aprovechen, pero en esto son el dedo que apunta a la luna.

Todo este empeño en intentar negarle la superioridad moral a Podemos me preocupa, viene a ser una manera de reconocer que, sin becas ni productoras, la "justicia", efectivamente, serían ellos. Por lo demás, lo que está pasando con Pablo Iglesias, ya lo he dicho hace poco, es lo que le pasa a cualquiera en una sociedad tan mediatizada: te encumbran y te derriban. Con el mismo empeño, con la misma saña. "Imagínate cuando gobiernen" como excusa para seguir apoyando a los que ya han arrasado con todo. Lo malo conocido y tal. Televisión de refranes, cuñados y porteras.