domingo, septiembre 16, 2012

D-Code Festival II. All these things that I´ve done


Hay algo que me gusta en The Killers igual que hay algo que me molesta. Lo que me gusta tiene casi siempre algo que ver con su primer disco y con una cierta alegría juvenil combinada con potencia rockera. Lo que me molesta es la necesidad desde entonces de hacer de cada canción un himno, la banda sonora de un anuncio de Nike, la grandiosidad ampulosa. Eso no quiere decir que no sean buenas canciones, puede que lo sean, pero la insistencia cansa, de manera que un concierto suyo es una montaña rusa de berreos divertidos y bostezos ante temas bíblicos con resolución moral.

Los he visto cuatro veces ya, así que dejémoslo en que tenemos una relación de amor-odio. Sinceramente, creo que ha llegado el momento en el que si no fuera con Fer Cabezas el concierto se me haría muy cuesta arriba.

En cualquier caso, no fueron lo mejor del sábado en la Ciudad Universitaria. Llegamos para ver a Supersubmarina, un grupo del que había oído hablar mucho pero no había escuchado nada. Me gustaron. Es solo una impresión, pero me gustaron. También me gustaron mucho The Kooks, por supuesto, aunque eso ya lo esperaba. Incluso la versión de Foster The People fue brillante y saben hacer un concierto sin altos y bajos, manteniendo calidad pop, todo muy pop, pero con intensidad. Un grupo llamado a crecer y que en directo funciona como un tiro.

Lo mejor, sin embargo, fueron los Capital Cities, un grupo de Los Angeles que dijo estar tocando ante "el público más grande de su vida". Un gran acierto por parte de la organización, desde luego, y una pequeña exageración por parte del cantante porque no había demasiada gente viéndoles en ese momento, calma tensa entre The Kooks y The Killers. En general, he tenido la sensación de que el recinto no estaba demasiado lleno. No sé, cosas mías. Por supuesto, había colas para comprar comida y bebida y la cola para el servicio de chicas era ridícula... pero eso es por montar mal las cosas, no por un exceso de afluencia.

El recinto de la Ciudad Universitaria es más bien pequeño comparado con el de otros festivales y no estaba ni mucho menos lleno, algo así como media entrada. Estamos hablando de los Killers. Hace tres años vinieron a Madrid y ahí se plantó hasta Ansón en el Palacio de Deportes para lucir palmito. Las entradas se acabaron con muchísima antelación y costaban más o menos lo mismo que el día entero de conciertos del sábado. Aquí es fácil pensar que no se acabó de llenar. La Chica Diploma compró su entrada justo una semana antes y no parecía que la situación fuera demasiado urgente.

No sé, puede que se haya acabado el tiempo de los festivales a 100 euros el abono. No me parece caro si lo comparo con hace tres, cuatro, cinco años, cuando cualquier grupo sueco sacaba un single, se plantaba en la Joy Eslava a 25 euros la entrada y aún tenía que cambiarse el concierto a La Riviera porque la gente no cabía. Son otros tiempos, sin duda, y ahora incluso cuando una china te quiere vender una botella de agua a dos euros fuera del recinto porque al fin y al cabo es cincuenta céntimos más barato, te plantas y le dices: "Te ha costado 30 céntimos, ¿tú también me quieres engañar?" Y si te tienes que morir de sed, pues te mueres.