Es un día absurdo y en Gran Vía, 32, no hay nadie. Sólo juega el Madrid y lo demás son ascensos y descensos de Tercera a Segunda B. De Segunda B a Segunda. Entro solo en el edificio y subo solo a la primera planta y luego atravieso solo el pasillo enorme al otro ascensor y acabo en la octava, un poco confuso, preguntando por Jorge Hevia. La última vez que vine aquí era 2007, al Madrid lo entrenaba Capello, Ronaldinho marcaba goles de chilena y el estudio estaba literalmente hasta arriba de gente.
Jorge me reconoce con algo de dificultad pero con el mismo entusiasmo de siempre. Está muy moreno y tiene un ordenador delante con todos los mensajes que van llegando de oyentes, más las últimas noticias de varias páginas de Internet más el estado de las distintas conexiones. Habla por dos teléfonos, uno en cada mano, y da órdenes con las cejas, si hace falta.
Del otro lado de la tarima de cristal, mirando hacia el control están los habituales: Paco González, Jorge Armenteros, Pepe Domingo Castaño, Heri Frade con la lista eterna de resultados de tercera... Juanma Castaño entra un rato, se queda, y luego se va de nuevo.
Llevo unas maquetas de Emite Poqito para ellos. Para Gallego, que no está, para Hevia y para el equipo en general. Se las dejo en el control, saludo tímidamente y entro en el estudio, para sentarme en una de las sillas para el público, sólo que esta vez, ya digo, el público soy solo yo.
El Ciudad Real pierde en Kiel, al Leganés le caen cinco en Jaén, el Alcorcón remonta contra el Sant Andreu, Cádiz y Cartagena ganan sus play-offs, un tipo repetidamente calificado de "friki" intenta llamar la atención en las elecciones del Real Madrid... en las desconexiones, Paco va al baño y yo aprovecho para ir saludando, porque todos estarán pensando "¿quién demonios es ese tío?" y es completamente imposible de que se acuerden de mí.
Hago tiempo leyendo el Marca. Un círculo de segundos va cerrando cada minuto. Recuerdo las antiguas compañías: B., la Chica Portada, y sobre todo Modorro y Fer. El gordo pesado madridista de 2007. Empieza el Bernabéu y la gente no sabe si quiere que entrene Mourinho o Valdano o los dos o ninguno. En el descanso decido irme porque estoy algo cansado. Jorge lo entiende. Jorge me dice que intentarán poner algo de Emite la semana que viene. Jorge, sinceramente, es un encanto.
Me despido con la misma timidez con la que saludé, apenas un apretón de manos y mi mejor sonrisa. El corazón me pide un McPollo pero la cabeza me acaba llevando a un platito de arroz.