Uno se mueve por intuiciones. No le queda otro remedio. Por ejemplo, recibe una convocatoria de prensa para las 10 de la mañana de una peli desconocida y decide ir. No es su obligación, pero decide ir. Pese al sueño y la perspectiva de una larga tarde de clases en la Escuela Oficial de Idiomas.
La película se llama "Te quiero, tío" y es una comedia. Una comedia americana. La sala de la Paramount en Barrio de la Concepción está prácticamente vacía, sólo unos pocos héroes.
Sin embargo, resulta que la intuición era correcta. La peli es divertidísima, una mezcla de humor absurdo y a la vez trivial, muy del estilo Ben Stiller, con un guión fantástico, lleno de situaciones improbables, gags simples y diálogos muy buenos.
"Te quiero, tío" cuenta la historia de un hombre a punto de casarse que se da cuenta de que no tiene amigos. Amigos hombres. Ha ido de novia en novia y se lleva genial con las chicas, pero con los chicos... no. No entiende de cartas ni de fútbol ni de coches ni de restaurantes grasientos. No habla de mamadas ni de culos. Está totalmente perdido y siente el miedo de su futura mujer. Siente el miedo de las tardes-noches en las que ella se irá con sus amigas y él se quedará aburrido en casa viendo la HBO.
Así que decide salir ahí fuera y buscar un amigo, como el que sale a buscar novia. Eso es un punto muy bueno de la película y lo que aporta el tono cómico: estamos acostumbrados a ver la búsqueda de la media naranja, pero en este caso, el chico YA tiene media naranja (y vaya media naranja, señores, como para buscarse amigos), de manera que su búsqueda de amistad sigue los mismos parámetros de la búsqueda del amor: ¿le llamo o no?, ¿pensará que soy un pesado?, ¿qué se hace en una primera cita?...
Si eso se hace con estilo, con buenos chistes y con muy buenos actores, funciona. De pleno. Un verdadero hallazgo matutino. Estreno, el 12 de junio.