Supongo que Mónica está nerviosa en su primer día como presentadora de los informativos nocturnos de Cuatro. Tiene razones para estarlo pero, para variar, no se le nota. Ni siquiera cuando tiene que dar la noticia de los prodigiosos gemelos polacos.
Ni siquiera cuando su cuñado le manda un SMS de lo más absurdo, cosa que hace con demasiada frecuencia.
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