domingo, julio 09, 2006

Catorce preguntas a la espera de respuesta

Cuando veo un vídeo pasado pero más o menos reciente no puedo evitar pensar: ¿era feliz la primera vez que lo vi?, ¿estaba enamorado?, ¿creía estar enamorado o al menos lo deseaba fervientemente?, ese vídeo... ¿me hacía bien o me hacía mal? Me refiero a... ¿me animaba y me hacía salir a la calle dispuesto a comerme el mundo o, al revés, me ponía delante de las narices todas las cosas que quería tener o sentir y de las que no me sentía capaz?, ¿lo vi antes de... o fue después, cuando ya...?

El grupo, la cantante, el solista... ¿me parecían más o menos felices que yo?, ¿eso me molestaba?, ¿me animaba a escribir relatos sobre la fama y su infelicidad inherente?, ¿soy ahora más feliz que entonces, más feliz que ellos, más feliz que cuando lo vea la próxima vez?

¿Alguna vez fui feliz? If so... ¿cuál era mi banda sonora entonces?, ¿es verdad que la música sólo sirve para tapar la tristeza? En ese caso, ¿qué hacemos cuando la música nos pone triste?