lunes, marzo 23, 2015

Podemos y Ciudadanos, un éxito vestido de fracaso (o viceversa)



Se instala la opinión de que Podemos ha fracasado en las elecciones andaluzas mientras Ciudadanos ha conseguido un excelente resultado. Es una opinión irreal como irreales eran las expectativas de los votantes y dirigentes de Podemos, esa fanfarria de "la razón en marcha" que acaba arrasando por sí misma y asaltando los cielos con solo proponérselo. Ambos partidos contaban con el punto a favor del apoyo de las televisiones privadas en distintos momentos de su corta trayectoria y el punto en contra del ninguneo de las televisiones públicas, tanto fuera como dentro de Andalucía. Ninguno de los dos tenía una estructura sólida en la región, ni en las famosas zonas rurales ni siquiera en los propios centros urbanos.

Con todo, han conseguido casi un millón de votos. Es fascinante: hace diez meses, Pablo Iglesias logró esa misma cantidad en toda España y temblaron los cimientos del sistema. Ahora, triplica el número de votos justo en plena oleada de críticas y presuntos escándalos y es un desastre. No soy sospechoso de simpatizar con Podemos ni con Iglesias y ahí están mis artículos al respecto, pero seamos razonables: un partido que se presenta por primera vez a unas elecciones autonómicas y acaba con 600.000 votos y quince escaños puede estar más que satisfecho.

Lo mismo podría decirse de Ciudadanos: nueve escaños es un resultado excelente, sin matices, aunque es cierto que Andalucía es una región que debería ser más propicia para ellos que para los de Iglesias. Me explico: en Andalucía ya hay dos fuerzas de izquierdas que no solo están arraigadas desde el inicio de la democracia sino que han gobernado en la última legislatura. El espacio electoral de Podemos estaba por tanto copado y no es disparatado pensar que estas elecciones hayan sido las más complicadas de cuantas van a afrontar este año. En el caso de Ciudadanos, eran unas elecciones ni que pintadas: en plena efervescencia mediática, con un electorado de centro muy desencantado con el PP y unos 200.000 votantes de UPyD asistiendo perplejos a la desintegración de su partido.

Si alguien debería sentirse ligeramente insatisfecho -ligeramente, insisto- sería el propio Rivera. Su partido se queda en prácticamente el mismo porcentaje que la suma con UPyD de las Europeas. La "tercera España" no ha crecido o lo ha hecho mínimamente. Si conseguirá hacerlo en feudos del PP, de donde, al parecer salen muchos de sus votantes -yo lo pongo en duda- lo sabremos dentro de un par de meses.

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Por cierto, ayer hablé alegremente de cómo se mantenía el PP. Hoy he tenido tiempo de pensarlo un poco más. Sube un 1% con respecto a las Europeas pero entonces se dijo que "el votante de derechas" se había quedado en casa. Con un 25% más de participación, se ve que no, que el votante de derechas simplemente está cansado de su partido de derechas. Si en las generales repitieran resultado por debajo del 30%, unido a la situación de casi marginalidad en Cataluña y el País Vasco y el presumible ascenso de Podemos y Ciudadanos en Madrid y Valencia, con la correspondiente fragmentación del voto para todos los partidos, es muy complicado que el PP pase del 35% a nivel estatal. Y sin 35% no hay gobierno que valga. No gobierno estable, por lo menos.

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Un poco de fútbol: vi el Barcelona-Real Madrid con el rabillo del ojo así que tampoco me pidan grandes análisis. Lo que vi no me gustó, desde luego, al menos hablando como aficionado del Barcelona. Durante demasiado tiempo, el equipo dio la sensación de estar a merced del rival, un dominio que rara vez se ha visto en duelos anteriores. Si el Madrid no ganó holgadamente fue por el larguerazo de Cristiano y un par de fallos imperdonables de Benzema y Bale. Es cierto que al final de la segunda parte, con los de Ancelotti rotos, el Barcelona pudo marcar el 3-1 o incluso el 4-1 y llevarse el "goal-average", que no es ninguna tontería, pero eso llegó ya muy tarde, y en ningún caso como virtud propia sino por la descolocación ajena.

Y es que el Madrid se partió descaradamente en cuanto Kroos y Modric reventaron. Es lógico: Isco no puede sostener en defensa el medio del campo y los tres atacantes estuvieron más luchadores de lo habitual pero no lo suficiente. Prueba de la lentitud del Madrid en el medio del campo fue la facilidad con la que los centrales del Barcelona se adelantaban en cada jugada, con mención especial para Piqué e incluso para Alves. El Madrid jugó muy mal ante el Schalke y se clasificó, jugó bastante bien contra el Barcelona y perdió. Eso es lo que queda. Probablemente no hubieran preferido lo contrario.

Tema aparte, lo de Mateu Lahoz, un árbitro que no pita ni una falta y como la que pita es directamente violenta tiene que sacar tarjeta amarilla. Es absurdo. En fin, quedan diez jornadas y es muy probable que el Barcelona se deje cuatro o más puntos en el camino porque le cuesta dominar los partidos complicados y basa demasiado sus resultados en el día que tengan sus tres atacantes. Como el Madrid de toda la vida, vaya. Otra cosa es que el Madrid lo vaya a ganar todo, pero si lo hiciera, tendría una oportunidad, desde luego.