miércoles, marzo 04, 2015

Anna Allen y la vacuidad del "estatus"


El caso de la actiz Anna Allen: obviamente, es cómico. Y es normal que haya cierta mofa alrededor del paripé, incluso algo de indignación por parte de los compañeros y los periodistas afectados por la burla. Otra cosa, como apunta Natalia Mateo en su Facebook es todo lo que una personalidad así oculta: alguien que necesita hacer todo eso, alguien que se inventa toda una vida paralela y la publicita y la vende, dedicando su energía y su tiempo a que el castillo de naipes no se derrumbe es alguien que tiene un serio problema con su vida real y no sé si machacarla continuamente es la mejor solución.

La comparación con Francisco Nicolás esconde, además, algo injusto: el tráfico de influencias de Nicolás funcionaba. De mil maravillas. El de Anna Allen, no. Lo más que consiguió fue algo de ropa prestada, una semana en Pasapalabra y un reportaje para El Mundo que nunca se llegó a publicar. Por supuesto, Allen se hacía todas esas fotos falsas, inventaba entrevistas y papeles secundarios, y presumía de ello siempre que tenía ocasión para cuidar su estatus, pero precisamente porque la realidad quedaba a años luz de ese estatus fingido.

La importancia del estatus en la política se puede entender. Al fin y al cabo, en parte, la política es eso: hacerte valer. La importancia del estatus en el cine es lo que está fuera de lugar, pero qué le vamos a hacer: una vez que sales de la rueda, no entras de nuevo. Allen acaba de salir a lo grande y reírme de ella no es lo que más me apetece en este momento, al menos hasta que salgan unas fotos de Almodóvar descalzo durmiendo la siesta en su casa.

También se podría decir, ahora que lo pienso, que el trabajo de actriz consiste -en parte, siempre en parte- en fingir sin que se note. En ese caso, igual en vez de lincharla habría que felicitarla, quién sabe.

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El sondeo de GESOP para El Periódico da unos resultados chocantes, al menos en comparación con anteriores encuestas: ERC y CiU siguen con su empate técnico, pero entre ambos no sumarían ni 60 escaños, muy lejos de la mayoría absoluta. Es más, Ciutadans aparece en un amenazante tercer puesto con solo cuatro asientos menos que Esquerra y posibilidades de ganar la circunscripción de Barcelona. Por detrás queda Podemos, a quien parece que le cuesta instalarse en Cataluña, y solo en quinta y sexta posición, PP y PSC respectivamente.

De confirmarse estos resultados -últimamente hay demasiada gente disparando y es imposible que todos den en el blanco-, cabría preguntarse si hizo bien Mas en agitar el trapo independentista. Las encuestas siempre han sido contundentes en ese sentido: la mayoría de los catalanes no son independentistas o no lo han sido más que en picos muy concretos de exaltación nacional. Enfundarse en la bandera de la independencia para ocultar el expolio sistemático durante décadas, los recortes abusivos y la brutalidad policial es tratar a los votantes de idiotas y, sobre todo, puede acabar siendo un resorte para que todos los que tradicionalmente se abstienen en las autonómicas acaben votando, como lo hacen en las generales.

Lo curioso es que no van a votar a PP ni a PSC, tan insignificantes en Cataluña como lo acabarán siendo en el País Vasco, sino que van a votar a Podemos y Ciutadans, o eso parece. Una tendencia que quizá se extienda por el resto del país.

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Esto forma parte de una noticia publicada en la edición digital de El Mundo:

"Los intentos de Patricia Conde fueron en vano ya que los periodistas apostados en la puerta, pudieron reconocerla y seguirla tratando de conseguir las declaraciones de la presentadora antes de presentarse al juez. Una vez más Patricia volvió a protagonizar un bochornoso episodio al chocarse contra una de las paredes tratando de esquivar a los medios."

Es lo más asqueroso que he leído en años: un montón de "paparazzi" acosan y persiguen a un famoso a las puertas de un juzgado, el famoso acaba chocándose con una pared en su huida y a El Mundo le parece que el bochorno corre de la cuenta del agredido. La noticia la firma GTRES. Investigando, resulta ser una agencia dedicada sobre todo a fotografías de actualidad. "Paparazzi", vaya. Desde París y 1997, los "paparazzi" tienen muchas razones para callarse cuando sale el tema de perseguir a gente que acaba chocándose contra paredes. Al menos, eso creía. Por lo visto, no es así. no solo no callan sino que se regodean. Y El Mundo les cede su portada para celebrarlo.