domingo, marzo 22, 2015
Elecciones andaluzas 2015. Buscando tendencias en la gran excepción
La frase que mejor resume la situación política en Andalucía es la de Susana Díaz al poco de iniciarse la campaña electoral: "Quiero dejar a nuestros hijos una Andalucía mejor que la que nos dejaron". La sensación que ha recorrido estas dos semanas de mítines y debates ha sido que el PSOE nunca estuvo ahí. "Una Andalucía mejor que la que nos dejaron". ¿Quiénes? El partido que lleva gobernando desde 1979, de Plácido Fernández Viagas a la propia Susana Díaz pasando por Escuredo, De la Borbolla, Chaves, Zarrías y Griñán, se presenta una vez más como el adalid del cambio, de la nueva oportunidad, de la regeneración democrática.
Esto no es un hecho aislado. En Madrid, por ejemplo, se presenta Esperanza Aguirre con un eslogan parecido cuando gran parte de sus subordinados han pasado ya por los tribunales o la cárcel y a la prensa le parece estupendo. Tan estupendo como el "caloret faller" de Rita Barberá en Valencia. Votar a partidos asolados por la corrupción ha sido algo muy habitual en España. Por ejemplo, en 1996, aquel PSOE mítico de los GAL, Filesa, el AVE y Mariano Rubio estuvo a un punto porcentual de ganar las elecciones. Lo que extraña de Andalucía es que robar con tanta impunidad salga tan barato. No ya robar en abstracto sino robar el dinero de los parados, el de los pobres, el de las subvenciones públicas...
Todo eso, al parecer, Susana Díaz se lo ha encontrado y espera dejarle a su hijo o a su hija una Andalucía mejor, es decir, una Andalucía sin su partido. Puede que se conforme con quitar de en medio a Pedro Sánchez.
Para ello necesitará un buen resultado este domingo y todo apunta a que lo conseguirá. Hay que recordar que en 2012, la anterior convocatoria, no solo Díaz no era la candidata a la Junta sino que el PSOE ni siquiera ganó las elecciones. El PP se aprovechó de la hecatombe Zapatero para imponerse por fin en las urnas, aunque sin una mayoría suficiente que le permitiera gobernar pese a lo que indicaban casi todas las encuestas previas. Si entonces se consideró el resultado como un exitazo pese a caer casi un diez por ciento, tres años después una previsible caída de otros cinco puntos será vivida como un paseo, dada la división del voto en los demás partidos.
Ninguna encuesta coloca al PSOE por debajo del 30% y teniendo en cuenta que la campaña ha sido plácida para Díaz y que el desgaste regional ya se lo llevó Griñán, es poco probable que la realidad desmienta esta vez a la demoscopia. El ganador, por tanto, parece claro. La expectativa está en saber qué va a pasar con los demás partidos y hasta qué punto se puede encontrar una tendencia en esa gran excepción que es Andalucía, donde el PSOE siempre gana, pase lo que pase.
El PP, por ejemplo, se juega mucho. Las últimas encuestas, tanto en Andalucía como en el resto del país, le están dando una intención de voto lamentable. Esa intención se ha ido "cocinando" dando por bueno el tópico de que el votante de derechas se avergüenza de serlo, con cocientes que llegan a doblar la cifra inicial, esto es, con una intención declarada de voto de un 12% se le ha llegado a dar un 24% de expectativa real de voto. Es complicado que sea así. El PP está muy tocado en todo el país y no hay síntomas de que Moreno Bonilla vaya a cambiar esa tendencia. Con el voto "pro-sistema·" afianzado en Díaz y el voto puramente conservador resignado a la derrota, tengo la sensación de que sus resultados serán peores que lo que anuncian los sondeos. Puede que no llegue ni al 20% de los votos, lo que sería un batacazo tras el 40% de hace tres años.
En cualquier caso, la atracción está en lo desconocido. Después del fenómeno Podemos de las pasadas elecciones europeas, las encuestas parecen más ratings televisivos que otra cosa. ¿Sale mucho Pablo Iglesias en La Sexta? Subidón de su partido en las encuestas. ¿Decide Mediaset "apadrinar" a Albert Rivera? Ciudadanos coquetea con ganar las elecciones. En serio, es todo tan disparatado que alguna de las encuestas va a acertar seguro porque creo que se han dado todas las combinaciones posibles.
Aquí hay varias cuestiones que dilucidar, y vamos una por una:
- ¿Llegará Podemos al 20%? En una comunidad autónoma con un fuerte voto de izquierdas pero muy enraizado en dos partidos políticos que han gobernado municipios y diputaciones durante años, sería una entrada brutal. No es lo mismo sorprender allá donde la izquierda no ha ofrecido resultados que hacerlo donde la izquierda lleva 36 años gobernando, que se dice pronto. Si Teresa Rodríguez llega a esos números -y el cierre de campaña de Dos Hermanas seguramente invite al optimismo entre sus votantes- eso apunte a un excelente resultado de Pablo Iglesias a nivel nacional y a algo más que una anécdota televisiva.
- ¿Pasará Ciudadanos del 10%? Hay una tendencia a pensar que Ciudadanos compite en el mismo espectro electoral del PP. Es un enorme error. No niego que pueda haber votantes de centro-derecha que se sientan cómodos con la imagen de niño bueno de Rivera, pero estoy convencido de que Ciudadanos, como Podemos, y como pudo ser UPyD si no se hubieran tomado a sí mismos tan en serio, son expresiones del descontento con el bipartidismo. El auge de Ciudadanos en las encuestas está siendo tan desmesurado que habrá que ver si es real en una Comunidad donde su implantación hasta ahora ha sido nula, todo lo contrario de UPyD, que siempre ha conseguido unos resultados aceptables por ejemplo en Málaga.
- ¿Conseguirá representación parlamentaria UPyD? Esto es vital. Aquí se juega posiblemente el futuro de la formación de Rosa Díez. Si efectivamente todo su voto de "tercera vía" se va a Ciudadanos será complicado recuperar a esos votantes para los demás comicios. Si, por el contrario, UPyD demuestra que sigue fuerte, con gente detrás, que sigue siendo una alternativa mosca cojonera a los poderes, entonces puede que muchos de sus votantes en las pasadas europeas vean que su voto no es un voto perdido. No nos engañemos, en todas las elecciones se vota a favor de alguien pero se vota sobre todo en contra de mucha gente. Si uno no quiere que gane ni el PP ni el PSOE ni Podemos no va a recurrir a un partido cuyos votos no se ven reflejados finalmente en escaños.
- ¿Se mantendrá IU en un porcentaje similar al de años pasados? Después de doblar sus escaños en 2012, cortesía de la crisis económica, la corrupción generalizada y el ya mencionado "efecto Zapatero", IU se encuentra ahora con una fuerza más joven, más ágil y con más capacidad de comunicación. En España parece que el batacazo va a ser monumental, pero, ¿lo será en Andalucía? Las encuestas le otorgan una tendencia al alza, con el añadido de que las encuestas tienden a menospreciar a IU, al menos en Andalucía.
No son pocas cosas, si se fijan. El país está completamente desorientado, entre tanto lenguaje vacío, tanta mentira y tanto escándalo constante. Las caras llegan y se van, los candidatos cambian meses antes de las convocatorias o renuncian en mitad de las legislaturas... Cuatro años después del 15-M por fin entramos en un ciclo electoral que refleje todo ese malestar que se vivió en las calles. Y ese malestar era reformista en algunos casos, de defensa del desmantelamiento de la clase media en otros, y claramente revolucionario en el resto. Hasta qué punto cada partido ha sabido aprovecharse de ese descontento lo empezaremos a ver el domingo por la noche. Mientras tanto, como cada año, les dejo mi pronóstico:
PSOE 32-33% 39-41 escaños
PP 22-23% 26-28 escaños
Podemos 18-19% 20-22 escaños
Ciudadanos 9-10% 9-11 escaños
IU 7-8% 7-9 escaños
UPyD 3-4% 0-2 escaños
PA 2% 0 escaños
Otros 3%
Con más de 40 escaños, o siempre que la suma de PSOE sume la de Podemos e IU juntos, creo que un gobierno en solitario con ayudas puntuales de Ciudadanos o de IU es viable. Para presupuestos o temas más gordos se pone la cosa más seria, porque ahí sí que Podemos y PP se podrían poner de acuerdo con un tercer partido y tumbar la partida, pero parece que Díaz -o quien sustituya a Díaz llegado el caso- tiene margen de maniobra. Ahora bien, si el PSOE consigue menos de 40 escaños sobre los 109 totales, el paisaje es de una ingobernabilidad clara y una posible repetición de elecciones... lo que apartaría a Díaz de la carrera por La Moncloa.
En pocas horas, saldremos de dudas.