domingo, marzo 22, 2015

Elecciones andaluzas 2015: La vida sigue igual


Perdida la emoción por quién iba a ganar -todas las encuestas daban una holgada victoria para el PSOE de Susana Díaz- el interés de la jornada electoral quedó en hasta dónde llegaría ese triunfo y sobre todo, qué contrapeso ejercerían Podemos, Ciudadanos o incluso UPyD si resurgía de sus cenizas para conseguir algún escaño suelto en Málaga o incluso en Cádiz. La verdad es que lo sorprendente ha sido la falta de sorpresa: es cierto que la ley d´Hondt ha ayudado mucho en la contundencia de la victoria de Díaz -un 35,43% le ha valido para conseguir 47 escaños- pero también hay que reconocer que el PSOE ha mostrado una solidez a prueba de bombas: partido más votado en siete de las ocho circunscripciones, con la única excepción de Almería.

Con el PSOE en el porcentaje que le daban las encuestas, el balón pasaba al tejado del PP. Después de presentar un candidato casi desconocido y tras tres años de profunda crisis estatal, los de Moreno Bonilla pierden un 14% de votos y hasta diecisiete diputados. Es un mal resultado, pero no es un desastre. Con respecto a las Europeas de hace diez meses, incluso mejora un uno por ciento y mantiene además su dominio en la provincia de Almería, buena señal para las generales. Pierde varias de las capitales en las que ganó en 2012 al menos retiene Córdoba, Granada, Jaén y Málaga, aunque esta última por los pelos.

¿Quiere decir eso que el bipartidismo sigue vigente? Bueno, aquí hay un problema de definición de términos: si se considera el bipartidismo como el sistema en el que solo se puede elegir entre dos opciones, como por ejemplo en Estados Unidos, o, por derivación, en el que dos opciones copan más del 80% de los votos, hay que decir con rotundidad que el bipartidismo como tal se ha acabado. Otra cosa es que la hegemonía continúe, especialmente en una comunidad que ha mostrado una reticencia al cambio a prueba de bombas. Salvo imprevisto, el PSOE conseguirá mantenerse 37 años en el poder y a este paso serán los hijos de Susana Díaz los que se preocupen de dejar una Andalucía mejor a sus nietos...

PP y PSOE suman el 62,19% de los votos. En otras circunstancias, perder un 19% entre los dos sería alarmante, pero como las alarmas llevan sonando diez meses al final el incendio se ha quedado en nada. Desde la irrupción de Podemos en las Europeas y todo este follón de tertulias nocturnas, opinadores disparatados y modas de un día, el temor de ambos partidos a perder el pulso de la calle era obvio. Pueden estar tranquilos. Ahora no será tan fácil como pactar con IU a cambio de (casi) nada, pero igual seguirán gobernando en la mayoría de las regiones.

Otra cosa serán los municipios: un dato relevante de estas elecciones autonómicas es la victoria de Podemos en Cádiz capital. Una victoria relativamente contundente, además. Quizá muchos esperaban que el partido de Teresa Rodríguez debutara disputándole las castañas ya directamente al PP, pero eso es mucho pedir cuando partes de la nada institucional. Quince escaños y un 15% de los votos en unas elecciones donde ya hay otros dos partidos de izquierda consolidados en el gobierno es un resultado aceptable. No para entusiasmar, pero aceptable. Con Pablo Iglesias en el cartel, es probable que esa cifra pueda subir hasta un 25%.

En cuarto lugar queda Ciudadanos, con su trabajo de gota malaya. Sus mejores resultados son en Málaga capital, precisamente donde UPyD tenía una mayor base. Parece obvio que el partido de Albert Rivera se ha comido por completo ese espacio de la llamada "tercera España", sea eso lo que sea. Con Ciudadanos, igual que con Podemos, hay sensaciones encontradas: debutar con un 9% de votos, más de 368.000, es un gran resultado. Para todo el mogollón que se ha montado en torno a partido en las últimas semanas, sabe a poco. Tiene la llave de la gobernabilidad y hará bien en no cogerla de momento. Dejar que Susana Díaz gobierne en solitario, apoyar puntualmente y no asumir demasiadas responsabilidades. Su guerra se juega en otros campos.

Quedan, por último, los fracasados: IU, pese a cierto consenso en que Maíllo era un gran candidato que había hecho una gran campaña, no solo pierde más de la mitad de sus diputados sino que pasa a ser un partido intrascendente: sus cinco escaños no sirven para formar mayoría alguna. Mucho peor ha sido lo de UPyD. Los de Rosa Díez se jugaban en esta elección ser una alternativa creíble a Ciudadanos y se han quedado en un 2%. Quizá, posiblemente, por su obsesión con Ciudadanos. Es un resultado tan malo que probablemente provoque un hundimiento general en las municipales. ¿Para qué votar por un partido que estaba llamado a regenerar España y se va a quedar fuera de los parlamentos? Es casi seguro que el "voto útil" se lo lleve por delante.

En definitiva, triunfo del PSOE con menos votos totales y menos porcentaje pero los mismos escaños. Un PP que se sostiene con uñas y dientes en la peor de las condiciones y casi un millón de votantes que aparecen para los "nuevos" partidos, Podemos y Ciudadanos. De nuevo, todos ganan. Sorprende quizá la alta abstención, superior al 35% pese a las "ganas de votar" que se respiraban en algunos ambientes y los casi 100.000 votos nulos o en blanco, casi el doble de los que ha conseguido UPyD, para medir adecuadamente la debacle.