martes, mayo 21, 2013
So tonight we´re gonna party like it´s 1999
La canción que más me entristece del mundo es "1999" de Prince. Afortunadamente, es una canción que se oye poco hoy en día. Supongo que hubo una generación que creció pensando que algún día sería 1984 y se sintió envejecida de la noche a la mañana un 1 de enero. A mí me pasó algo parecido cuando de repente 1999 ya estaba ahí y ni siquiera es que hiciéramos una gran fiesta, simplemente cumplimos el expediente del año que pasa de nuevo, mi 22º en concreto, esperando al Efecto 2000 que, por supuesto, también quedó en nada.
Me refiero a las expectativas. A que Prince lo fiara todo a 1999, al futuro que sería nuestro y que ese futuro quede ahora 14 años atrás. Recuerdo que cuando llegó el momento yo ya escribí algo en mi cuaderno -no había blogs, y, si los había, yo no tenía uno- que tenía que ver con la sensación de "bueno, ¿y ahora qué hay que hacer?". Lo jodido de la canción es que no solo te hace sentir viejo sino que además es muy buena, muy divertida, muy ochentera. Nosotros, los treintañeros, no vivimos los ochenta más que como un escaparate donde ponían los maniquíes más bonitos, un inmenso trailer con los mejores momentos de la película y luego llegaron los proyeccionistas y cerraron el chiringuito.
Así que 1999 se nos vino encima y fiestas, las justas, lo que nos lleva a la siguiente canción que más me entristece, que es "Disco 2000", de Pulp, aunque en realidad es una canción completamente distinta porque de por sí ya es nostálgica. La de Prince viene a decir "cuando llegue 1999 lo vamos a flipar" mientras la de Jarvis Cocker parece estar escrita desde el propio 2000, desde la desolación de que el futuro no es lo que era, pese a que el disco debió de salir en 1994 o 1995 cuando todo el mundo en Inglaterra se metió en un estudio a grabar sus melancolías.
Mi recuerdo de "Disco 2000", además, es más bonito. Es un bar que se llama "Mission Claimbd", una partida de Tetris y una chica preciosa a la que le cantas al oído la canción mientras te besa y ni siquiera es 1999, sino que es 1996, tienes 19 años y es la primera vez que te pasa algo así: conocer a una chica preciosa en un bar, conseguir que te bese y salir de la mano con ella por Malasaña hinchado como un pavo, sin interés en alguno en lo que vendrá porque lo que tienes ya es todo.
Todo lo que le falta al protagonista de "Disco 2000" -hay algo en la compañera de colegio de ese hombre, en su descubrimiento, casada, años después, que me recuerda a Dolores Haze- cuando se da cuenta de que está solo y los números redondos no le van a salvar de nada y todo lo que le sobra al espídico Prince, que lo mismo te hacía una canción de discoteca que te deprimía con "When Doves Cry" o te liaba con aquella depresiva película que fue "Purple Rain" y que no sé si sirvió para incluir la canción o fue solamente un producto de su éxito porque, ya lo he dicho antes, yo, en los 80, no estaba, solo anticipaba cosas que no llegaron jamás y le echaba la culpa a Paul McCartney, cuando el responsable era ese milenarista de Minneapolis que me convenció de que hablaba en serio y yo le creí como un idiota, cosa que, conociendo al personaje, ya es de una inocencia lamentable.