viernes, octubre 19, 2012

Gay Talese- Vida de un escritor. Cuando el periodismo no era el Huffington Post



Lo primero que habría que aclarar sobre Vida de un escritor, de Gay Talese, aunque me consta que es algo que mucha gente ha aclarado ya y que esta reseña llega con un retraso imperdonable, es que no se trata en absoluto de una autobiografía. Las razones por las que la editorial ha decidido vender así el libro las desconozco, y, por tanto, tampoco sé hasta qué punto el marketing equívoco ha podido ahuyentar a posibles lectores más interesados en las peripecias laborales de Talese que en las personales.

En realidad, Vida de un escritor es la crónica de un libro imposible. La colección de libros en los que Talese se embarcó desde que firmó con su editor un contrato con jugoso anticipo para publicar su nueva obra en 1992 hasta la verdadera publicación de la misma en 2005. Sí, el hilo conductor es el propio autor y hay referencias inevitables a su vida conyugal, sus padres, viajes de joven a Italia para conocer la tierra de sus antepasados y las distintas razones personales que le hicieron comenzar distintas investigaciones y artículos… Ahora bien, lo que queda, lo realmente interesante, son las investigaciones en sí mismas: la historia de la familia Ochs, fundadora del New York Times, la sucesión de restaurantes que pasaron por el extraño local situado en el 206 Este de la calle 63 de Manhattan, las entrañas del muy mediático caso John-Lorena Bobbitt, la lucha por los derechos civiles centrada en el pueblo de Selma, Alabama, y las figuras opuestas del alcalde blanco y el abogado negro… y sobre todo, la historia de Liu Ying, jugadora de fútbol femenino de la selección de China, que falló un penalti durante la tanda decisiva de la final del Mundial de 1999, celebrado en Estados Unidos y que acabaron ganando las anfitrionas.


Ese es el punto de partida del libro: su bloqueo como escritor en una absurda tarde de fin de semana, con su compañero de tenis lesionado y Talese zapeando entre el partido de sus adorados Yankees y la final de fútbol, un deporte que nunca le había gustado como, sorprendentemente, no le había gustado nunca a su padre, italiano de pura cepa. A partir de la historia de esta perdedora, de la pobre Liu Ying que tenía que volver a China a dar explicaciones a sus 1.300 millones de compatriotas y al gobierno comunista, posiblemente indignados por su manera de tirar un lanzamiento tan decisivo, Talese enlaza historias de manera aparentemente casual, como si estuviera divagando y una cosa llevara a la otra sin aparente esfuerzo.

He de reconocer que al principio esa manera de narrar resulta difícil de seguir. Demasiadas digresiones de manera constante, como si no se acabara de centrar en una sola historia. Obviamente, ese es el propósito del libro, que más que un libro es un abanico. Sin embargo, no quita para que, junto a una lamentable traducción al castellano, inaceptable en una gran editorial como Alfaguara, el texto en ocasiones se haga espeso y confuso.

Lo bueno de Vida de un escritor es que, pese a la traducción, siempre hay una manera de rastrear la historia y engancharse a ella. A veces lo interesante está en los propios protagonistas y a veces reside en el enfoque de Talese. Tranquiliza ver a alguien tan seguro de sí mismo, tan capaz de buscarse la vida en cualquier lugar del mundo y da cierta envidia leer los recuerdos de aquellos tiempos en los que un buen reportaje merecía el traslado del cronista en avión, su alojamiento en buenos hoteles, la compañía de una fotógrafa con gastos pagados y todo ese largo etcétera previo a esta lastimosa era del Huffington Post y el todo gratis.

Entre la envidia y la tranquilidad queda Gay Talese y su facilidad para estar y no estar. Toco y me voy. El narrador está presente en cada una de las 600 páginas del libro y por momentos consigue que a uno se le olvide. Ese es su mérito y por eso el libro debe ser recomendado. Eso sí, autobiografía, lo que se dice autobiografía, esperen la justa.

Reseña publicada originalmente en la revista Sigueleyendo