lunes, julio 26, 2010

Despedida a Raúl González Blanco


Raúl debutó con el Madrid el segundo año que yo me hice antimadridista, es decir, el año de consolidación. Temporada 1994/95, con Valdano en el banquillo y toda esa información de Wikipedia. Siempre me gustó, aunque solo fuera por afinidad de edad -fue el primer deportista de élite nacido en 1977- y por el mérito enorme de todo lo que hacía. Por Raúl he peleado mucho, más con madridistas que con antimadridistas, como me pasó con Guti o en su momento con Casillas, hasta su beatificación definitiva.

La historia de Raúl en el Madrid y en el fútbol español es impresionante. Cualquier extranjero que repasara datos en 2008 decidiría sin lugar a dudas que era el mejor jugador español de todos los tiempos y sería difícil quitarle la razón: olvidemos las seis ligas y las tres Copas de Europa. Olvidemos incluso los dos Pichichis aunque casi nunca le pusieran de delantero centro, donde de verdad hubiera rendido al cien por cien. Olvidemos que vivió a la sombra de los galácticos de Lorenzo Sanz -Mijatovic, Suker, Roberto Carlos...- y los galácticos de Florentino Pérez -Figo, Zidane, Ronaldo...-, con el resquemor que eso provocaba en la prensa, siempre ávida de caras nuevas.

Olvidemos todo eso y centrémonos en algunas estadísticas demoledoras: Raúl abandona el Madrid siendo el máximo goleador de la historia del club, el máximo goleador de la historia de la Copa de Europa y el máximo goleador de la selección española. Ha sido decisivo en prácticamente todos los títulos que ha ganado su club: marcó en la final de París y en la de Glasgow, marcó en Copas Intercontinentales y derbis en el Camp Nou. Sentenció innumerables partidos con un 1-0, 2-1 o 3-2 en los últimos minutos. Créanme, un antimadridista recuerda todas esas cosas. Incluso en el último título blanco, la liga de 2008 con Schuster, acabó con 18 goles. Los mismos que marcó el año siguiente, el de la debacle del 2-6.

Raúl pasó por rachas dudosas en lo deportivo -continuos cambios de posición para acomodar a los nuevos fichajes, dudas constantes sobre su capacidad técnica- y en lo personal. Aún recuerdo cuando en los campos se cantaba "Raúl es un borracho" con la música del "Laura no está" de NEK. Raúl tenía 21 años, ¿qué podía pedirse de un chico de 21 años que lo había ganado todo, multimillonario y con modelos a su alrededor? Superó todo aquello con un matrimonio, un montón de hijos y una sobriedad envidiable en cada una de sus declaraciones.

La pena es que Raúl no pasará a la historia por todo eso. Me da la sensación de que se le recordará como el tipo al que hizo falta echar para que España ganara algo. Su ausencia en los triunfos de 2008 y 2010 tiene un punto cruel, precisamente él, que sostuvo a la selección de 1997 a 2006, los años oscuros. Creo que aquellos equipos hubieran ganado con Raúl igual que ganaron con Güiza o Juan Mata. Pero el caso es que Raúl tuvo que pagar el pato y a la vista de los resultados, nadie puede quejarse.

En fin, a Raúl se le han achacado buena parte de los males del Madrid, pero para mí siempre ha sido lo contrario. Para mí, Raúl era el Real Madrid y viceversa: un equipo con talento justo, con genialidad justa, que no hacía nada demasiado bien pero que tenía una competitividad asombrosa, capaz de disputarle la liga al mejor equipo del mundo hasta el último partido dos años consecutivos. Un equipo -y un capitán- que no se rinden nunca. Eso es lo que más he envidiado siempre del Madrid y me temo que lo van a echar de menos.