sábado, julio 24, 2010

Alberto Contador gana su tercer Tour de Francia


Cuando eche un vistazo atrás, Andy Schleck se dará cuenta de que él perdió el Tour de Francia de 2010 y se tirará de los pelos. Esto no es quitarle méritos a Contador. Ganar cuando eres el más fuerte es complicado, así que ganar cuando no lo eres ya es la leche. El de Pinto llevaba diez días tomando antibióticos y sufrió una pájara monumental en la última contrarreloj, mezcla de dolores estomacales, ataque de ansiedad y una evidente incomodidad en la bici -se iba para adelante en el sillín, tenía que volver a colocarse, miraba a izquierda y a derecha para coger aire o vomitar, no se sabe bien...-. Aun así ganó a Schleck, y por 39 segundos, justo los que el luxemburgués perdió el famoso día de la cadenita.

Haría mal Andy en centrar su ira en aquel día. 39 segundos de mala suerte en todo un Tour no es demasiado. Me parece incluso poco. Contador se quedó cortado por una caída ajena en la etapa del pavé y todavía tuvo tiempo para una avería en el último kilómetro. En total perdió un minuto y trece segundos con respecto a su rival. Schleck tendría que pensar en todas las demás oportunidades perdidas por su incomprensible conservadurismo, por la falta de fe en sus fuerzas. Repasemos: los 42 segundos perdidos en un prólogo de 8 kilómetros solo por evitar una caída me parecen excesivos y, a la postre, claves. Se ha visto que en 8 kilómetros, Schleck puede estar más o menos a la altura de Contador, diez segundos abajo como mucho.

Ahí empezó un festival del amarre. Tras el pavé, con la ayuda de Cancellara, se puso líder. En Morzine, con Contador tocadísimo, solo le atacó a falta de 500 metros. Bjarne Riis, director deportivo del Saxo Bank, reconocía ayer que ahí perdieron el Tour, que él le había pedido a Andy que atacara antes pero que éste se había negado. "Mejor esperar a los Pirineos". Schleck ha sobreestimado a Contador y su leyenda durante todo el Tour y en esa etapa también: un solo ataque y el madrileño no pudo ni responder. La ventaja en tan poco espacio no pudo ser superior a los 10 segundos. Cinco kilómetros antes aquello podría haberse convertido en una minutada.

Más cosas incomprensibles: llega a los Pirineos con 31 segundos de ventaja. No ataca en la primera etapa de montaña. Ataca en la segunda pero se le sale la cadena, vale, es lo que tiene cuando lo fías todo a un solo ataque y, para variar, a un kilómetro de la cima. Lanzas una carrera que luego la mala suerte o la torpeza técnica te impide seguir. Dejas pasar la tercera etapa pirenaica -pedazo de etapa- y lo vuelves a fiar todo a un ataque en el Tourmalet, aunque esta vez al menos el ataque viene de abajo. Un ataque, eso sí, y el resto a ritmo. Dejar a Contador, incluso a este Contador a ritmo, es mucho dejar. En la contrarreloj final digan lo que digan no ha estado soberbio. Ha estado en los tiempos de Samuel Sánchez, el problema es que Contador ha estado dos minutos peor que Menchov.

¿Qué se puede decir sobre Alberto? Es obvio que no ha estado bien en todo el Tour. Nervioso como el resto de su equipo, en una especie de lucha contra sí mismo y la prensa y el público. Parece demasiado frágil, igual que lo pareció el año pasado en la lucha interna con Armstrong. Pero no, no es frágil. Se aguanta como un campeón. Si Schleck va a todo gas en el Tourmalet, él va a todo gas y hace el paripé de atacarle para marcar terreno. Si llega a la contrarreloj hundido físicamente saca fuerzas de donde sea para acabar el 35º sí, pero por delante de su rival.

Da la sensación de que Contador es un luchador más que un superclase. Todas sus victorias en grandes vueltas han tenido un punto agónico: ganó su primer Tour en 2007 después de la descalificación de Rasmussen, que lo tenía ganadísimo, y viniéndose abajo también en la última crono. Evans quedó a 23 segundos, Leipheimer a 31. Ganó el Giro de 2008 con lo justo, salido de vacaciones, aguantando como pudo a Riccò y Di Luca en la montaña y decidiendo esta vez en la última crono, a la que llegó con cuatro segundos de ventaja. Parecía no tener rival en la Vuelta 2008 pero se complicó la vida muchísimo, dejando a Leipheimer -de nuevo- a solo 46 segundos. El Tour 2009 se decidió en la última semana y con una cierta holgura pero tras una tensión con todo su equipo incomprensible. Ahora, en el Tour 2010 volverá a subir a lo más alto del podium sin haber ganado una sola etapa -como en el Giro 2008- y con una diferencia menor de 50 segundos, como en el Tour de 2007 y la Vuelta de 2009.

No sabemos cuál es el futuro de Contador. Sabemos que gana, que es completo en todos los terrenos y que lucha como el que más. También sabemos que hasta ahora ha sido más un gestor que un hombre de exhibiciones y sus apretadas victorias así lo demuestran. Ahora bien, ha ganado su quinta gran vuelta a la edad a la que Induráin y Armstrong ganaron su primera. Es difícil pedirle que, además, las gane todas de paliza. ¿Saben cuántos corredores habían ganado tres Tours a los 27 años? Eddy Merckx, que llevaba 4 más 3 Giros, y Bernard Hinault, otros 4 Tours, 2 Giros y 1 Vuelta.

Es decir, no lo regalan.

La carrera de Contador debería empezar ahora y sin embargo ya ha llegado donde muy pocos han llegado en toda su vida. Pedirle además contundencia y exuberancia sería mucho. Veamos qué pasa a partir de ahora. Cuando un tipo gana siendo el mejor y vuelve a ganar cuando no lo es, ese tipo está llamado a pasar a la historia.