Un año en el que has pasado dos veces por quirófano y has visto a siete especialistas distintos -de la misma especialidad... pero distintos- no es un gran año. Y el problema no son las consultas ni los quirófanos sino las angustias intermedias. A eso añádanle el intento por llevar una vida propia y un trabajo diario, a veces en localidades tan improbables para un malasañero como pueden ser Tres Cantos y Torrejón. Añádanle un corto y una novela y un libro de relatos. Es decir, más angustias.
En esas, se presenta uno a las Oposiciones de su especialidad. No son ninguna tontería, las Oposiciones. Si no sacas buena nota, no trabajas los próximos dos años. Yo sé que está muy bien eso de decir "los funcionarios tienen un trabajo fijo y no les pueden echar y por eso tienen que hacer un sacrificio", pero el caso es que yo no tengo un trabajo fijo porque soy interino y una vez que me cogen no me pueden echar salvo que queme una Escuela Oficial de Idiomas -y dependería de quién estuviera dentro- pero no tienen por qué cogerme. Así que estabilidad laboral, cero.
Unos exámenes importantes, en definitiva, en un momento pésimo, justo dos días después de acabar las últimas revisiones del último examen de Avanzado 2 en mi trabajo. El mes que más he trabajado de toda mi vida.
Les voy a explicar cómo lo he hecho, por si les sirve y con "cómo lo he hecho" no me refiero a esquemas ni a libros ni a mochilas con apuntes en el Cercanías, sino a la liturgia que sigo, año tras año, en todos los exámenes, desde 1995. El día anterior al examen se sale siempre a dar una vuelta. Por la noche, cuando vuelves, coges un esquema y oyes entero el "Surfer Rosa" de los Pixies, la versión editada junto al "Come on Pilgrim". Una vez escuchado, te duermes. Al día siguiente, mientras vas al centro de examen, te pones el "Casa Babylon", de Mano Negra, desde el principio. Desde el "Viva Zapata".
Los exámenes, como decía Luis Aragonés de las finales, no se hacen, se aprueban, así que habrá que ver si estas recetas de instituto y facultad siguen funcionando. En dos semanas, les digo.