Me resulta curioso que Bermejo tenga que dimitir por cazar sin licencia. Y no es que no me parezca bien. Que el Ministro de Justicia se salte la ley y lo reconozca en televisión es muy grave. Lo que pasa es que hay cosas que me parecen peores: su evidente incapacidad para dialogar con nadie, su enemistad con sindicatos, jueces, oposición y de creer a Patxi López con su propio partido. El hecho de que esa cacería tuviera lugar en un momento tan delicado políticamente que lo mejor hubiera sido no aceptar la invitación, por aquello de no sólo ser Ministro de Justicia sino también parecerlo...
Por todo eso, Bermejo debería haber sido cesado hace tiempo.
Pero no, ha dimitido. Por no tener licencia de caza. Bien está. Creo que todos sabemos de ministros y ministras de toda condición y afiliación política que se han mantenido con uñas y dientes en su cargo pese a su manifiesta incompetencia y un comportamiento que rozaba la ilegalidad.
Obviamente, Zapatero ha querido mandar un mensaje pre-electoral: en el PSOE quien la hace, la paga. No es cierto, por supuesto. Eso no ocurre en ningún partido político, pero es un buen mensaje en un buen momento. Y hay una parte que no deja de ser verdad: la ha pagado. ¿Por qué no lo ha cesado él directamente? Ni idea. Un extraño sentido de la dignidad, me imagino. Como aquel mafioso de "El Padrino" al que le conceden el privilegio de desangrarse en una bañera en vez de recibir un tiro en la nuca, sin más.
La familia. La política.
Es más fácil volver cuando te has ido tú que cuando te han echado. Esperemos a ver. La carrera de Miguel Sebastián también estaba acabada después de las elecciones madrileñas, ¿verdad? Pues eso.