Hace poco comenté en el blog de Ramón Trecet -y no sé si en este mismo- que no era buena señal para el fútbol español el paseo del Barcelona durante la primera vuelta. Desde la jornada 2 a la 21 jugó contra todos los demás equipos de la liga, ganando 18 de sus 19 partidos, empatando el restante, y consiguiendo más de 65 goles. Un exceso, por muy bueno que fuera el equipo. Una señal de que la competición, en general, estaba llena de equipos mediocres.
Las nueve victorias consecutivas del Real Madrid vienen a confirmar el dato.
Por eso no es demasiado de extrañar que el fútbol español se las esté teniendo tiesas en Europa: de entrada, sólo uno de los cuatro equipos de Champions se clasificó como primero de grupo. El Rácing y el Sevilla fueron eliminados a primeras de cambio de la UEFA, el Deportivo tiene un pie fuera y el Valencia tendrá que sudar... ¡para pasar a octavos de final!
Lo de esta semana ha sido bastante triste: entre los cuatro equipos, con tres partidos en casa, sólo han sumado tres empates. Y no podemos decir que muy merecidos en al menos dos casos: el Barcelona fue peor que el Lyon durante gran parte del partido y el Atlético de Madrid fue un pelele en manos del Oporto. El Madrid perdió contra el Liverpool en un partido horroroso que sin duda mereció perder: pudo marcar Torres, pudo hacerlo Alonso, al final lo hizo Benayoun.
La excepción es el Villarreal, de acuerdo, que mereció más ante el Panathinaikos. Pero que no se nos olvide que jugaba contra el Panathinaikos. El potentísimo Panathinaikos. En su casa, además. Y que empató. Eso es lo mejor que podemos sacar de la jornada.
Por supuesto, el fútbol es imprevisible y los partidos de vuelta dirán muchas cosas, pero no deja de ser curioso que en el momento en el que los futbolistas españoles alcanzan su apogeo -nunca habían coincidido jugadores de la calidad de Casillas, Puyol, Sergio Ramos, Xavi, Iniesta, Torres, Villa... en un mismo equipo nacional- los clubes se deshagan como un azucarillo. Históricamente, ha sido precisamente al contrario.
Obviamente, algo pasa con el nivel de la liga española. No hay más que compararse en el espejo inglés: el gran rodillo de la actualidad. Cuatro equipos y ni una sola derrota: es más tres victorias y un empate, el del Manchester United en casa del líder de la liga italiana. En un partido en el que pudo golear.
Es fácil exigir tripletes y cosas así. Muy fácil. Seguimos teniendo la sensación de que el mejor equipo español es el mejor equipo europeo. Quizá ya no sea así. Quizá la superioridad de Madrid y Barcelona en la liga no tenga nada que ver con su papel en Europa. El Liverpool fue mucho mejor que el segundo clasificado en España, el Lyon fue algo mejor que el líder. ¿Se imaginan jugar contra el Inter, el Manchester Utd, el Chelsea...?
La primera parte ha sido un desastre. Esperemos a la segunda. El año pasado sólo el Barcelona fue capaz de llegar a cuartos, este año tiene pinta de que se repetirá la historia. Y está por ver.