Cogía su vinilo cada tres por cuatro y lo ponía en Moralzarzal, en invierno, mientras se olía la chimenea. Yo tenía 15-16 años, él, en la portada, no aparentaba más de 20. Era un chico menudo y con gafas, pinta de buenazo, de pringadillo. De hecho, se da un aire a un cantautor de estos días. En algún momento, había oído su versión del "Qué demasiao", de Sabina, no sé cuándo, no sé por qué. Sacaba el disco y lo ponía, casi cada fin de semana. Mi madre no lo entendía bien. Escuchaba sólo las dos primeras canciones: la del Jaro y la de "Dabuti, colega". Me impresionaba tanto que no quería escuchar más.
Me dijeron que se había muerto. Que había sacado aquel disco, en 1980 (la gente cantaba letras de Sabina ya hace 28 años, de hecho, sin Pulgarcito y sin Antonio Flores es posible que Sabina, como tal, hubiera tardado más tiempo en aparecer), y luego había muerto de sobredosis o algo así. Es fácil hablar de los 80 y olvidarse de lo que fueron los últimos 70 en este país. Tampoco es seguro. Por lo que leo por ahí, no es seguro. Es seguro que no se supo más de él, pero no que esté muerto. Quizás sí sea seguro y la gente no se ha enterado. La gente es de lo más curiosa. Por no saber, no se sabe ni cómo se llamaba ese primer y único disco, si "Pulgarcito" sin más o si "Soñando bajo la lluvia".
Lo más completo y reciente que he conseguido encontrar sobre él es este artículo de Sol Alonso en "El País", en 1990...
Si alguien tiene novedades -el post de Berta Socuéllamos sigue dando de sí- por favor que las aporte.
Pélicot, fin
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«Je le dis droit dans les yeux, je ne l’ai jamais touchée» declaró
Dominique Pélicot, provocando la cólera de su hija Caroline Darian, que le
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