No me creo la crisis del Madrid. Vamos a ver, me creo que les eliminó un Segunda B de la Copa del Rey, me creo que perdieron dos partidos ante un equipo menor como la Juventus y me creo que su juego en Liga deja que desear si se compara con el año pasado o con el Barcelona de este año.
Sin embargo, toda la histeria que rodea al equipo me parece exagerada: lo de echar a Schuster, por ejemplo. En un equipo pequeño, al borde del descenso, el cese de un entrenador suele interpretarse como un revulsivo. En un equipo grande, es una claudicación, un fin de proyecto, un "esperemos al año que viene". Una invitación a que los jugadores bajen los brazos.
De acuerdo, el Madrid tiene una plantilla floja. Bastante floja, de hecho. Tiene lesionados, además. Su juego es regular. No se impone. Juega al contraataque, a rachas. Encaja muchos goles, casi tantos como marca, porque sus partidos son caóticos. No en un sentido positivo y espectacular sino todo lo contrario.
Pero está a tres puntos del Barcelona, y segundo clasificado.
Creo que mi antimadridismo está más que demostrado y no necesito afirmarlo de nuevo, pero envidio la capacidad competitiva de ese equipo. Para mí, Raúl simboliza al Madrid precisamente en eso: no tiene demasiada calidad, no tiene demasiado talento, no es demasiado fuerte, no arrasa, no abruma... pero no se rinde nunca. Gana. 1-0,2-1, 3-2, 4-3... pero gana. Se agarra con uñas y dientes a las competiciones, especialmente a las largas, las que priman la regularidad y el esfuerzo.
Sus carencias se ven en los sprints cortos. Eliminatorias a doble partido sin margen de error.
El Madrid está bajo. De acuerdo. Tiene frente a sí unos cuantos partidos de aúpa, además: Getafe y Barcelona, fuera; Sevilla, Valencia y Villarreal, en casa. Puede hundirse o puede volar. Por supuesto, si uno piensa ahora mismo en un Barcelona-R.Madrid la palabra que se le viene a la mente es "goleada", pero lo mismo pasó el año de Capello, cuando el Madrid visitó el Camp Nou a siete puntos del Barça y se llevó un empate a tres con gol in extremis de Leo Messi. Acabó ganando la liga.
26 puntos en 12 jornadas es una barbaridad. Si eso es crisis, yo me parto. Su participación en los octavos de la Champions está casi asegurada, salvo catástrofe. Es probable que las cosas vayan a peor. Yo no lo niego. Yo lo deseo, de hecho. Pero me lo creeré cuando lo vea. De momento, sigo teniendo miedo. Mucho miedo.