Tengo recuerdos de José Luis Coll en blanco y negro, con frac, bombín y un tipo muy alto a su lado. Yo era muy pequeño, pero a mi abuela le encantaba. Por las mañanas, ponía el programa de Luis del Olmo y le escuchábamos junto a Mingote, Ussía, Chumy Chúmez...
Le recuerdo en colores, explicando cómo verter agua en un vaso, mientras Tip traducía del español al francés. Luego, en Telecinco, ya algo venido a menos, un humor de otro tiempo, un humor inteligente, de Codorniz, que no consiguió calar en la generación LOGSE y sus aledaños.
Le recuerdo ya con la voz cascada, acudiendo de invitado a diversos programas. Reconozco que me daba algo de grima escucharle, con una respiración agitada, quizás producto de sus problemas cardíacos, los mismos que han acabado con él.
Ha sido una de esas presencias constantes en la infancia-adolescencia que parece imposible que vayan a desaparecer en algún momento. Y sin embargo... Con él se va un poco de todos, ¿no?
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 1 hora