martes, mayo 09, 2006

Esto no es una llamada perdida

El Chico Escritor reconvertido a Chico Periodista: e-mail por la mañana a Manuela Velasco para concretar entrevista. "Es muy majo", le dijo a Mónica hace un par de semanas, cuando recibió mi primera propuesta. Sí, muy majo, pero no contestó, así que bueno es insistir. Con una chica como Manuela Velasco, créanme, siempre merece la pena insistir. Basta con ver el cambio que ha pegado 40TV desde que ella se fue y pusieron a una tal Cristina, ex-ángel de 40, a presentar con Tony Aguilar.

Y, por favor, no me hagan hablar de Tony Aguilar. Crecí viendo "Leña al mono que es de goma", con Paco Pil, Melanie Olivares y una Alicia Bogo que trabaja ahora en "Hospital Central". No puedo ser objetivo: ese tipo destrozó mi infancia.

SMS a Joaquín Reyes. El esquivo Joaquín Reyes, como le comento a Bosco, el responsable de televisión de Periodista Digital, y un buen amigo desde hace meses. No tan esquivo, una nueva muestra de que "se puede": Joaquín devuelve la llamada, acepta la entrevista, me invita a participar en "Smonka" -por supuesto, me encanta el sabor del dulce de tarta desparramado por mi cara- y me pasa el teléfono de Paramount para ir a una grabación de la Hora Chanante (Chanante).

Sobre el programa y el personaje hay opiniones encontradas. Yo creo que es el producto de humor más inteligente y atrevido desde "La bola de cristal", propio de una generación que creció viendo "La bola de Cristal" (y no a Tony Aguilar, me temo que ellos son un poco mayores que yo). El viernes lo sabremos.

Y antes del viernes, el martes, es decir, hoy. Arcadi Espada anda por Madrid apadrinando la plataforma política "Ciutadans de Catalunya". Puedo entender que alguien quiera meterse en política para ennoblecerla, pero me aparece como un esfuerzo baldío. Ahí estaré, en el Teatro Reina Victoria, con mi hermano, libro en mano, para ver si puedo hablar con él al menos un par de minutos.

Es complicado: la página de la plataforma no incluye una dirección de contacto con el departamento de prensa. El Chico Periodista pasa de la euforia al desencanto demasiado fácilmente.