viernes, agosto 22, 2014
Quemad Madrid
"Al final yo tenía razón", le digo a Rafa Latorre, subdirector de Zoom News, mientras subimos por la calle San Andrés. "UPyD era el verdadero espejo de nuestro 15M: clase media, de estudios universitarios y que proyectaba en Sol sus fantasmas. Cada uno el suyo. Con el partido estaba pasando lo mismo pero ellos no se estaban dando cuenta". Rafa medio asiente, tiene prisa. Venimos de una charla agradable en la Plaza del 2 de Mayo en plena sobremesa y ha surgido el tema como han surgido muchos otros, pero a este le llevo dando vueltas más tiempo.
Efectivamente, el problema de UPyD, como el del 15M, es que sonaba bien y eso siempre atrae a mucha gente, pero en cada oído la canción suena de manera distinta. Está de moda decir que todos sus votantes son también los de Ciudadanos, pero desde luego conmigo que no cuenten para votar a Javier Nart. Es la primera vez que veo que la regeneración democrática depende de tener una sola opción electoral. Viendo, además, como han reaccionado los "mandos", mejor dos opciones siempre, desde luego.
O las que hagan falta.
El verano está acabando y Madrid se llena de tensión. Está ahí, soterrada en los vagones de metro llenos de inmigrantes y en las terrazas llenas de modernos. Caras de incomodidad, de ansiedad, una ciudad que se convierte en carne de Alprazolam. Rafa, que es de Pontevedra, dice que Madrid es la hostia y yo, que soy madrileño, digo que tampoco es para tanto. Hace dos meses y medio estaba convencido de que yo aquí no duraba dos años más. Convencido. Dos meses y medio después tengo un niño y me da miedo todo, mucho más llevarle a crecer a cualquier infancia que no sea la mía.
El libro de Raquel Peláez ayuda a recuperar una cierta complicidad con la ciudad pero lo cierto es que en vez de Madrid lo que reconozco en la lectura es mi prolongada adolescencia y queda tan lejos que duele. Es un buen libro, divertido, en ocasiones con un gusto por el chiste final innecesario, pero muy agradable y muy bien hilado. Me cabreé mucho cuando vi que llamaba "baby boomers" a la generación nacida en los 70 y lo repetía quince veces tan pancha, pero luego se me pasó. El resto, insisto, recomendable.
Cuando Rafa se va a casa yo paso brevemente por Tipos Infames para ir al baño y pedir un vaso de agua. Curro habla con unos chicos que parecen ilustradores pero pueden ser cualquier otra cosa. Tipos Infames es un lugar amable donde a veces te sientes en casa y a veces no pero por lo general depende de ti y eso se agradece. Sí, Tipos Infames es un lugar donde pasan cosas y lo que hay que hacer es acostumbrarse a valorar las cosas que te pasan ahora aunque no sean las que te pasaban antes. Le digo a la Chica Diploma que ya no tenemos tiempo libre, que no hacemos vida como pareja y de repente me doy cuenta de la tontería: hacemos vida como padres, como si eso fuera poco.
En 2006, abrí un blog personal, mucho más personal que este. Al principio era público, luego, por cuestiones de Google, pasó a ser de invitación y ha acabado siendo un cementerio que solo puedo visitar yo. Me paso la noche leyendo junio, julio y agosto, cuando opositaba y tenía una novia en Castelldefels, un tiempo que, extrañamente, recuerda muy bien Pepe Albert de Paco, aunque no nos conociéramos. Me invade una melancolía enorme porque todo era fácil y las consecuencias eran mínimas. Mi abuela estaba viva y leía a Begoña Aranguren en Moralzarzal, mi padre se emborrachaba lamentablemente en Santander, B. era la Chica Enigma y lo único en lo que se parecía aquello a lo de ahora es que me quejaba todo el rato de estar muy cansado, agotado...
Escribía muy bien. Queda feo que lo diga pero escribía muy bien. O muy limpio, no sé, muy claro. Sin miedo. Creo que con los años los miedos se han disparado, la conciencia de que están mirando. No hay que irse tan lejos: recuerdo una terraza de la calle de La Palma en la que le explicaba a la Chica Imán el miedo horrible a que las oportunidades me llegaran en un momento en el que aún no estaba preparado. Y llegaron. Y creo que estuve preparado, pero podría haberlo estado más y ahora no sé muy bien qué hacer. Rafa me decía en nuestra terraza de 2014 que se quejaba mucho pero las cosas en general iban bien. Yo le dije que también me quejaba mucho pero que al fin y al cabo tenía tres libros en el mercado, dos de ellos en grandes superficies, escribo en la gran revista digital del momento y colaboro en la COPE.
Yo siempre había soñado con algo así, y no menciono por pudor la esposa guapísima y el bebé sonriente.
Lo que pasa es que siempre pensé que todo eso bastaría para ganarte la vida al menos dignamente.
Y ha resultado que no.