miércoles, agosto 20, 2014

US Open 2014: Esperando al nuevo Del Potro


Ahora mismo, en el circuito ATP, no hay ni un solo jugador menor de 25 años que haya sido al menos finalista de un torneo de Grand Slam. El único que se acerca al requisito es Juan Martín del Potro, que cumplirá 26 poco después de acabar el US Open y que, en cualquier caso, sigue apartado del circuito por sus constantes problemas de cadera y muñeca. Del Potro fue la última sorpresa post-adolescente de un deporte acostumbrado a la post-adolescencia. Su triunfo en Flushing Meadows allá por 2009, justo antes de cumplir 21 años, ha quedado como un oasis en medio del páramo. Antes de su hazaña, Federer y Nadal se habían repartido 17 de los 18 torneos de Grand Slam disputados, dejando uno para Djokovic. Después, 18 de 19 títulos acaparados entre Federer, Nadal, Djokovic y Murray.

La sorpresa saltó este año en Australia, con el triunfo de Wawrinka ante un lesionado Nadal, pero hay que moderar el entusiasmo: Wawrinka no representa ninguna renovación generacional, ha cumplido 29 años y lleva desde 2002 como profesional. La previa de cada nuevo grande es la historia de una espera interminable: ¿Cuándo llegará la nueva ola?, ¿cuándo alguien plantará cara a los nacidos en los 80? Voy a dejar más datos, a riesgo de abrumarles: la última final de Grand Slam en la que no estuvieron Nadal, Djokovic ni Federer fue en enero de 2005, van a hacer justo diez años.

La "dictadura" de esta generación llega hasta los Masters 1000. Cada año se celebran nueve torneos de este tipo, con los mejores jugadores del mundo y en un formato al mejor de tres sets que se puede prestar a sorpresas. Pues bien, el panorama es aún más desolador: el jugador más joven del circuito con un Masters 1000 en su palmarés es Andy Murray, nacido el 15 de mayo de 1987, justo una semana antes de Novak Djokovic. Ni siquiera Del Potro ha podido ganar un Masters 1000, de hecho los últimos 58 torneos de esta categoría se los han repartido entre solo once jugadores y, por supuesto, los cuatro grandes son los únicos en haber repetido al menos una vez .

Resumen de la situación: nadie nacido de 1989 en adelante ha sido ganador o finalista en un torneo de Grand Slam y nadie nacido de 1989 en adelante ha sido ganador de un Masters 1000. Solo dos jugadores han conseguido al menos ser finalistas: Kei Nishikori, en Madrid, este mismo año, y Milos Raonic, en Montreal, el año pasado. Ambos perdieron ante Rafa Nadal.

En Milos Raonic vamos a quedarnos. El canadiense de origen montenegrino nació en diciembre de 1990 y es el noventero que ha alcanzado el ranking más alto en la historia de la ATP: sexto, el puesto que ocupa en la actualidad. Raonic tardó en explotar como estrella: lo hizo en 2011, con 20 años ya cumplidos, y ha tenido que esperar tres más en ser un fijo del Top 10. Ahora mismo es probablemente la gran esperanza: llegó a cuartos de final en Roland Garros y a semifinales en Wimbledon y Toronto, antes de caer en ambos casos sin oponer demasiada resistencia con Roger Federer, nueve años mayor.

Raonic tiene 23, igual que Grigor Dimitrov, aunque el búlgaro nació ya en 1991. De Dimitrov lleva años diciéndose que será el gran dominador del tenis del futuro pero solo este año ha parecido alcanzar una cierta regularidad, dentro de lo que acostumbra: llegó a semifinales en Wimbledon y estuvo a punto de ganarle a Djokovic. Después, en la gira norteamericana, un nuevo fracaso. Es cierto que 23 años no son muchos, pero pongamos la cifra en perspectiva dentro del deporte del que hablamos: a los 23 años, Nadal había ganado Roland Garros cuatro veces y Wimbledon, además de Montecarlo, Roma, Hamburgo, Canadá, Madrid... Djokovic había ganado en Australia y había llegado a la final en Nueva York, Murray empezaba a perder finales y al menos destacaba en los torneos al mejor de tres sets... Ni siquiera voy a retroceder a los Bjorg, Becker, Wilander, McEnroe, Sampras, Agassi... todos ellos estrellas consolidadas al poco de cumplir los 20.

Nadie pone en duda que la generación del 86-87 ha sido brillante, de las mejores de la historia, y han coincidido además con ese caníbal de títulos que sigue siendo Roger Federer, nacido en 1981. Otra cosa es que la ausencia total de relevo haya que achacarla solo a sus virtudes. El talento, siempre, en todos los deportes, se ha acabado abriendo paso. ¿Dónde está el talento ahora?, ¿dónde está ese jugador que consiga juntar siete partidos maravillosos y llevarse el título?, ¿dónde mirar más allá de Raonic y Dimitrov? Gulbis es una moneda al aire y ya va a cumplir 26 años en una semana. De Tomic y su complicado mundo interior apenas se ha vuelto a saber. ¿Kyrgios? Es posible, pero le hemos visto muy poco todavía...

En definitiva, llega Nueva York y de los 32 cabezas de serie solo tres habrán nacido en la década de los 90, lo que no les convierte en críos tampoco. Son los citados Raonic, Dimitrov y Nishikori... si el japonés acaba jugando y no sigue lesionado. El problema no es que Raonic, Dimitrov y compañía no exploten sino que detrás de ellos viene la nada. Entre los 50 mejores de la ATP solo se puede añadir al canadiense Vasek Pospisil, justo de 1990 y al más joven de todos, Dominic Thiem, nacido en 1993 y que este año empieza a asomar la cabeza.

En cualquier caso, es complicado pensar en Pospisil o Thiem como campeones del US Open sin ser cabezas de serie. De hecho, solo un jugador en toda la era Open ha ganado el torneo sin ser cabeza de serie. Fue Andre Agassi, en 1994, después de una lesión que le tuvo apartado meses de las pistas. Era aquel Agassi aún con el pelo -o la peluca- al aire, el mismo que había sido finalista del torneo ya dos veces antes y había ganado Wimbledon en 1992. El gran rival de Sampras en la lucha del número uno, capaz de resurgir de las cenizas y hacerse con el torneo hace justo veinte años.

Cuando él, tras seis años en el Top 10, acababa de cumplir los 24.