miércoles, junio 24, 2009

España 0- EEUU 2: La paletada de la prensa española


Llego al bar para comer algo y encuentro un titular recurrente que habla de la final de España contra Brasil. Me extraña. Me preocupa, incluso. EEUU es un buen equipo, competitivo, asiduo de fases finales y con una gran organización en el campo. No es Irak, señores. Sin embargo, la prensa española en un ataque de paletismo solo habla de records y records y de ver quién la tiene más grande y no da ni una opción al contrario.

Yo le digo al camarero: "Bueno, mañana hablamos del triunfo de Estados Unidos" y él se lleva las manos a la cabeza y me dice que les vamos a meter seis.

Bien, no ha sido el caso.

Independientemente del resultado, es obvio que el partido no fue ningún paseo para España y que se repitieron determinados errores habituales, resumidos en un problema grave: España no juega bien con dos puntas, pese a tener a dos grandes delanteros. O a un gran delantero y a Fernando Torres. Para ajustar a Cesc, hay que mandarlo a la derecha, pero eso rompe el equipo. El seleccionador estadounidense lo vio muy claro: Altindore a la izquierda para hacer daño y contraataques rápidos ante un equipo sin mediocampistas defensivos y con los centrales permanentemente descolocados.

Así, Estados Unidos pudo marcar dos o tres goles en los primeros quince minutos. No lo hizo. Cuando todo el mundo pensaba en el tópico del equipo débil que perdona, un error garrafal de Capdevila provocó el 1-0 en contra y un considerable estado de nervios.

Por supuesto, EEUU se defendió bien. No es nada nuevo. Sin embargo, España pudo hacer algo más y estuvo cerca de hacerlo cuando Cesc y Xavi coincidieron en el medio del campo y buscaron las incorporaciones de Riera y Sergio Ramos. El partido pedía un cambio poco popular: Silva o Mata, a pierna cambiada, por Torres. Se mantenía el eje Cesc-Alonso-Xavi y se abría las bandas con un tipo que en realidad es un media punta camuflado.

El partido de Torres estaba siendo pésimo en todos los sentidos: aturdido, torpe, lento, descompenetrado con Villa...

Pero Del Bosque no lo vio así y decidió quitar a Cesc -en ese momento el mejor del equipo con Xavi- por un aún falto de ritmo Cazorla. El cambio fue letal. Acabó por completo con el juego español y provocó un embudo tal que EEUU estuvo a punto de sentenciar a la contra varias veces hasta que lo hizo. Xabi Alonso y Xavi estaban solos contra el mundo. Si la perdían, tres contra dos o dos contra dos en la portería española. Así llegó el 2-0, en un error garrafal de Sergio Ramos, un gran jugador con unas lagunas mentales impropias de su categoría y que pretendió controlar un balón en su propia área pequeña sin siquiera darse cuenta de que había un rival al lado.

Lo peor, sin duda, llegó a partir de ahí. Se puede perder ante EEUU y a mí no me parece un desastre. A la prensa, sí, claro, ¿qué van a decir ahora si eran unos paquetes? Pero a mí, no. Se puede perder un partido después de 35, en las semifinales de una Copa que no existe y que no interesa a nadie, y a mí, plim.

Si me preocupa la falta de fe en el proyecto, por parte de los jugadores y el entrenador. Si el proyecto de verdad es el tiki-taka, uno muere con el tiki-taka, no colgando balones a Piqué para que los despejen todo el rato los centrales estadounidenses. No había manera humana de hacer un gol así, era absurdo. Antinatural. Por supuesto, lo más probable es que tocando en el medio campo, con un jugador más allí, tampoco se empatara. El fútbol es asín. Pero al menos habríamos caído a lo nuestro.

Así, hemos caído de cualquier manera. Poca elegancia.

Cargar contra los jugadores o Del Bosque sería absurdo. El equipo tiene una pinta estupenda y esto tiene que servirles para aprender: si en el Mundial pasa algo parecido, otra cosa sería. Hay que confiar en que no será así, y que aprenderemos una cosa: España puede jugar con dos puntas, pero no es pecado jugar con uno. Ganamos una Eurocopa así, con Cesc de falso punta y Torres delante.

Esperamos cambios y menos prepotencia mediática. Esto empezaba a ser insoportable. En el fondo, hasta me alegro.